El submarino de hierro negro

Capítulo 12: Atrapada

¿Adividen que?

Terminé. por fin logré escribir el final 🥲o bueno, el epilogo que no iba a escribir pero el final salió mas largo de lo que esperaba 😌

En fin, hay algo que quiero hacer después del final, no se si lo logré antes de que termine de publicar los capítulos pero haré lo que pueda

Como sea, disfruten del capitulo

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Shiho

Mi respiración estaba agitada y el sudor se deslizaba por mi cuerpo; sólo podía mirar el suelo impotente.

Jalé mi brazo con fuerza sin importar si me hacía daño, estaba esposada en la pared. Estaba agotada y cansada, pero no quería seguir ahí.

Estaba derrotada.

Vacía.

Seguí jalando mi muñeca con la esposa, estaba herida pero no me importó.

Ya nada importaba.

Yo solo quiero... morir.

Saqué la pastilla que siempre guardo en mi bata, el Apotoxin 4869, pastilla cilíndrica mitad blanca y mitad roja.

La dejé en mi lengua, y con dificultad la tragué.

Nee-chan, ven a buscarme, por favor —pedí con gran anhelo, dejando mi peso caer a la pared.

Seré libre.

Nee-chan.

Nee-chan.

Nee-chan.

Entonces, sentí un fuerte latido en mi pecho, mi cuerpo empezó a arder hasta sentir que quemaba, sentí mis huesos derretirse, empecé a gritar debido a la agonía.

Me retorcí, lastimando aún más mi mano al tratar de estirarme y, entonces empezó a mitigarse, mi muñeca dejo la esposa y pude moverme más fácilmente.

Cuando ya no sentía dolor, noté que era libre y que no había muerto; luego vi mis manos y pase por mis piernas, mi ropa era demasiado grande.

Entonces recordé lo que le sucedió a uno de los ratones del experimento.

Yo... me encogí.

Me arrastre hasta el ascensor de ropa y me dejé caer, una vez afuera corrí lo más rápido que mis pequeños pies me daban, ese día llovía con fuerza.

No estaba segura si el clima estaba de mi lado o no, así que solo corrí.

Es altamente probable que Kudo Shinichi se haya encogido al igual que yo... —pensé viendo la mansión Kudo frente a mi ojos, me detuvo un instante recuperando la respiración y el alivio que brotaba en mi pecho. —Si es Kudo Shinichi... —pensé decidida diendo un paso hacia adelante.

Entonces alguien llegó a mi lado, era un hombre gordito con bigote y cabello largo gris, con una sombrilla verde que lo cubría de la lluvia.

—D-Disculpe... —traté de llamarlo pero de pronto se empezó a mover de forma extraña hasta caer al suelo, solo pude ver su sangre mezclarse con el agua de la lluvia.

Mis labios temblaron al verlo. —¿Profesor...? No-No puede ser...

—¡Shiho! —un grito me hizo levantar la mirada del profesor.

Allí estaba Conan mirándome alarmado. —¡Detrás de ti! —su gritó fue ensordecedor durante un instante, y luego...

...