4: Mía, porfavor

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Mía Navas

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Mía Navas

5/9/2021

Sevilla 📍

Mis padres me obligaron a ir a comer con los Paéz Gavira, lo que significaba que tendría que  aguantar al pesado de Gavi ya que le habían dado el fin de semana libre, que suerte tengo.

Me puse un bikini rojo y encima una camiseta blanca y unos vaqueros del mismo color junto a las chanclas.

— Ya estoy, mamá — entre al cuarto de mis padres.

— Tu padre ya está en el coche, ve bajando, me queda coger la tarta de queso.

Sin decir nada baje hacía el coche de mi padre el cual tenía el aire acondicionado puesto.

— Mía — me chasqueo los dedos mientras me miraba por el espejo del coche y lo miré. — Llevamos años sin ver a los Paéz Gavira, compórtate con Gavi, hazme el favor, hija.

— ¡Sabes me que cae fatal y ya sabes lo que paso en la fiesta, papá!

— Mía, porfavor.

Me eché hacía atrás y me crucé de brazos mirando a la ventanilla.

Odiaba que me dijera que me comportara con él cuando Gavi siempre era el culpable.

Mi madre metió las cosas en el maletero y se sentó de copiloto.

La casa de ellos no estaba tan lejos de la nuestra, estaba a 10 minutos en coche, los cuales me los pasé mirando por la ventanilla enfada.

Ayudé a mis padres a bajar las cosas del coche y mi padre llamó al timbre, el cual nos abrió Pablo padre.

— ¡Hola! — me abrazó Pablo padre. — ¡Que mayor y que guapa estás Mía, dios mío! — nos dimos dos besos y saludó a mis padres.

Fui hasta la cocina donde estaba Belén metiendo algo en el horno.

— ¡Niños bajar, ya están aquí! — gritó Belén a sus tres hijos mientras venía a abrazarme. — Que bien volver a verte, guapísima — me lleno la cara de besos. — Estas espectacular, que pelazo y que cuerpo tienes, de museo.

— Ay Belén, gracias — la abracé.

— ¡Mía! — oí la voz de la que en su día fue mi mejor amiga.

— Hola, Vega — la abracé a ella también. — Que de tiempo — le sonreí.

— Sí la verdad. Es que estoy con las dos carreras que no doy abasto y no salgo de mi casa apenas.

— ¿Que estás estudiando? — pregunté.

— Educación secundaria y Publicidad y Relaciones Públicas. Este mi último año de educación secundaria.

— ¿Y en que te estas especializado?

— Historia. Sabes que siempre me gusto el arte histórico. Yo solo daré clases a bachillerato.

— Vaya currazo, Vega. Enhorabuena — le sonreí.

— Gracias.

— Hola, Mía — me dio Aurora dos besos.

— Hola, Aurora.

Gavi pasó delante mía y ni me saludó, tampoco es que yo quisiera que lo hiciera.

— ¿Vamos a tomar el sol? — propuso Vega y yo asentí al igual que Aurora.

Nos tumbamos cada una en una hamaca diferente del porche.

Todas nos tumbamos mientras hablábamos de nuestras vidas.

Las tres sentimos una ola de agua caer sobre nuestro cuerpo.

— ¿¡Tu eres gilipollas o pellizcas cristales?! — le grité a Gavi que se había tirado de bomba a la piscina.

— ¡Idiota! — le gritó Aurora.

— ¿Te pasa algo en la cabeza, no te llega la sangre o que? Mongolo — exclamó su hermana mayor, Vega.

Supernova ; Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora