Mía y Gavi se conocen prácticamente desde que ambos nacieron. Ella siempre fue la mejor amiga de su hermana, Vega, por lo que siempre Mía y Vega se iban a sus casas a menudo y su hermano siempre estaba obligado a ir, pero el sevillano le tenía un od...
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Mía Navas
19/9/2021
Barcelona 📍
Hoy en Barcelona diluviaba, literalmente. Hoy los chicos tenían partido fuera de casa contra el Elche. Pedri me dijo que hoy no fuera a Elche debido al clima que iba a tener toda España.
Me dan miedo más tormentas desde que soy pequeña, y encima hoy tenía que dormir sola porque Pedri dormía en Elche y vendría mañana, todo muy guay.
Baje todas las persianas para escuchar la lluvia lo menos posible y me puse en el sofá con una manta mientras veía una película antes de que empezará el partido cuando sonó el timbre. Yo no espero nada ni nadie.
Mire por el pinganillo y vi a ¿Gavi? Por un momento pensé en dejarlo allí en la puerta, pero por la otra quería que entrara.
Tampoco iba ser tan mala, ¿no?
Abrí la puerta y él se me quedo mirando.
— ¿Me dejas pasar? — me preguntó apartándome a un lado y pasando a mi casa.
¿Este tío no debería de estar jugando?
Cada vez que daba un paso cerca mía el corazón se me aceleraba y no entendía el porqué muy bien.
— ¿Tu no deberías de estar en Elche? — crucé mis brazos y me senté a su lado en el sofá.
— Estoy sancionado 2 partidos, me echaron roja contra el Cádiz. ¿No te acuerdas o que?
— Baja tus tonitos Gavi, estás en mi casa.
— Pedri me ha dicho que venga — hablo y yo alce una ceja sin creérmelo. — Me ha dicho que no quiere que estes sola porque te dan miedo las tormentas y la lluvia — suspiró y ya supe que no estaba mintiendo, porque solo Pedri sabía ese miedo que yo tenía.
— En ese caso, quédate — le dije devolviendo la vista a mi película.
— ¿Me dejarás ver el partido luego? — me preguntó con cara de asco mirando lo que estaba saliendo en la película; un siempre beso de los protagonistas.
— Yo también quiero verlo, así que habla el plural.
Aún quedaban un par de horas para el partido y el silencio estaba empezando a dejar de ser incomodo a un silencio de paz y tranquilidad.
— ¿Me dejas proponerte algo? — Gavi me miró y yo alcé una ceja esperando a que hablara. — Propongo que dejemos de ser tan antipáticos entre nosotros. Me refiero, a comenzar a llevarnos bien y conocernos, porque nunca lo hicimos.
