7: Conmigo nunca te va a pasar nada

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Mía Navas

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Mía Navas

9/9/2021

Barcelona 📍

Me desperté en una cama ajena a la mía. Mire para arriba y vi a Gavi a mi lado mirándome.

En ese momento no me importó mi odio hacía él y lo abracé con todas mis fuerzas mientras comencé a llorar.

— ¿Por qué a mi, Gavi? — le pregunté sollozando en su pecho.

— Mía... No lo sé.

— ¡Si por la mañana cuando os fuisteis de la piscina me pidió que todo esto dejara de ser falso y comenzar una relación de verdad!

Oí el suspiro de Gavi y a los segundos noté como acariciaba mi pelo suavemente.

— Yo le amo, Gavi... — dije apenada.

— Yo creía que el a ti también, hablaré con el.

— Gracias, Gavi — le dije.

— ¿Por qué? — preguntó frunciendo el ceño.

— Porqué estás aquí, conmigo mientras nos odiamos.

— No te odio Mía. De pequeño tal vez, pero ahora no. Solo me caes mal — se alzó de hombros. — Conmigo nunca te va a pasar nada. Si necesitas a alguien siempre voy a estar ahí.

Lo miré a los ojos por primera vez en mi vida y vi ese color verde mirándome, los ojos más bonitos que había visto en mi vida.

La puerta se abrió dejando ver a un Pedri exitado y sudado, pero consciente.

— Me han drogado, br- — cortó su frase al verme a mi llorando desconsoladamente en los brazos de su amigo. — ¡Mía! ¡Mía! ¡Mía! ¡Lo siento de verdad! — se acercó a mi pero Gavi lo apartó.

— No la toques, Pedri — su mejor amigo lo aparto.

— Mía que vengo del médico, me han drogado en la fiesta.

¿Debería creerle?

¿O tal vez no?

— ¡Y también te he dicho mil veces que te di unas llaves de mi casa para emergencias! — le advirtió el sevillano a Pedri.

— Yo... Mía... — me tendió un papel el cual empecé a leer y efectivamente le habían drogado y mañana a las 10 de la mañana tenía que ir a quirófano a un lavado de estómago. — Lo siento de verdad, jamás te hubiera echo eso.

— Ahora mismo quiero estar tranquila, Pedri. Ya hablaremos en casa — me levanté de la cama de Gavi aún con la ropa de la fiesta, agarré los tacones y me fui descalza para la entrada de la casa.

— Gracias por cuidarla — oí como le decía Pedri a su mejor amiga.

— Se desmayó al verte y me la traje — contestó su amigo y Pedri bufó bajando las escaleras.

— Vamo — dijo.

Supernova ; Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora