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Kakashi tuvo que contener un gruñido cuando vio a Ino y Sakura entrar nuevamente a su despacho. Las dos kunoichi estaban visiblemente frustradas, y él sabía exactamente el motivo de su visita.

—¿Y bien? —preguntó Ino, cruzando los brazos mientras miraba fijamente a Kakashi—¿Tienes alguna información sobre Naruto? —

Sakura, a su lado, asintió con impaciencia, esperando una respuesta.

Kakashi suspiró, tratando de mantener la calma. Sabía exactamente dónde estaba Naruto, pero había recibido una amenaza muy seria del propio Uzumaki: si revelaba su paradero, Naruto quemaría su preciada colección de "Icha Icha".

—No tengo idea —respondió rápidamente— No sé dónde está—

Mintió con tanta naturalidad que casi se creyó a sí mismo. Sin embargo, notó la mirada sospechosa de Sakura, quien siempre parecía tener un sexto sentido para detectar sus mentiras. Pero antes de que pudiera decir algo más, Kakashi agregó:

—Estoy seguro de que aparecerá pronto. Naruto siempre lo hace—

Ino y Sakura intercambiaron miradas, aún no convencidas, pero sabiendo que no obtendrían más información de él. Finalmente, se dieron por vencidas y salieron del despacho, murmurando entre ellas.

Kakashi soltó un suspiro de alivio y se acomodó en su silla. Sacó su libro de "Icha Icha" y sonrió. Al menos, por ahora, tenía algo de tranquilidad para disfrutar de su lectura y mantener su colección a salvo de las llamas.

Ino y Sakura salieron del despacho de Kakashi, todavía frustradas por no obtener ninguna pista sobre el paradero de Naruto. Caminaban por los pasillos de la aldea, pensando en su siguiente movimiento.

—Tenemos que encontrar a Naruto —dijo Ino, mirando a Sakura con determinación—¿Alguna idea? —

Sakura meditó por un momento, luego una idea le vino a la mente.

—¿Qué tal si buscamos a Hinata? —sugirió— Ella puede usar su Byakugan para localizar a Naruto—

Ino asintió lentamente, comprendiendo la lógica detrás de la sugerencia.

—Es una buena idea, pero... —Ino hizo una pausa, mordiéndose el labio—Sabemos que Hinata está muy triste desde que Naruto la rechazó cuando ella se declaró—

Sakura suspiró, sintiendo una punzada de tristeza por su amiga. Hinata siempre había sido muy tímida, y su confesión a Naruto había requerido un enorme valor.

—Lo sé, pero debemos apoyarla. Si encontramos a Naruto, podemos intentar convencerlo para que la acepte —dijo Sakura con determinación— Hinata se merece ser feliz, y sabemos que tiene sentimientos profundos por él—

Ino asintió con más seguridad esta vez—Tienes razón. Vamos a buscar a Hinata—

Ambas se dirigieron hacia el hogar de los Hyūga. Cuando llegaron, encontraron a Hinata practicando en el patio. La joven kunoichi levantó la vista al verlas acercarse, con una mezcla de sorpresa y curiosidad en sus ojos.

—Hola, Hinata —saludó Sakura, sonriendo— Necesitamos tu ayuda para encontrar a Naruto.

Hinata parpadeó, visiblemente nerviosa al escuchar el nombre de Naruto, pero se acercó a ellas—¿Por qué me necesitan? —preguntó con suavidad.

—Podrías usar tu Byakugan para localizarlo —explicó Ino— Sabemos que estás triste por lo que pasó, pero estamos aquí para apoyarte. Si encontramos a Naruto, podemos hablar con él y quizás convencerlo de que te acepte—

Hinata dudó por un momento, nerviosa ante la mención de usar su Byakugan para buscar a Naruto. Recordaba con nostalgia cómo solía verlo con su Byakugan cuando él estaba en casa, en la calle, o simplemente cuando ella quería verlo. Un día, de repente, por más que lo buscabara con sus ojos ya no pudo encontrarlo, algo que la entristeció profundamente.

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