II

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En el momento que Soyeon se bajó del pequeño bote y tocó la tierra firme, sintió que todo daba vueltas, se tambaleó hacia atrás, pero antes de caerse, Soojin le agarró con firmeza el brazo. Antes de poder agradecerle, la capitana se arrodilló y se llevó la mano a la boca mientras luchaba contra sus ganas de vomitar, tenía que ganarle, ya que tenía prohibido tomar cualquier tipo de alcohol.

—Si quiere, puede esperar en el bote—habló Soojin con suavidad.

Negó con la cabeza, apretó el agarre de Soojin y con dificultad se levantó. Dio un paso y después otro. La mayor pensaba que estaba exagerando su estado, Miyeon no parecía un bambi aprendiendo a caminar cuando fueron a rescatar a Shuhua y a Minnie en Taiwan. Tampoco caminó así en su boda ni cuando fueron a una isla a enseñarle a Shuhua a nadar. Eso se debía que la simple idea de que no iba a poder beber alcohol y que el día siguiente también tenía que volver a la tierra, le mareaba el triple.

—Un pirata también es un ladrón—murmulló mientras caminaba como si estuviera en un barco entremedio de una fuerte tormenta—. Debo de aprender a robar.

Soojin giró sus ojos y siguió caminando entrelazando su brazo con el de su capitana para que no se fuera muy lejos de ella. Nadie tenía que notarlas, es por eso que llevaban una vestimenta que no llamaba para nada la atención y que no parecía que fueran piratas, juntos con un pañuelo que le tapaba la mitad de la nariz y la boca. La misión de ellas de esa noche era robar la vestimenta para el baile del día siguiente.

Las calles estaban vacías al ser de madrugada. Solo las alumbraba la luz de la luna, que eran apenas una delgada línea que formaba una sonrisa. Eso no le impidió nada a la nómada que tuvo toda una vida viviendo en la oscuridad, robando comida, joyas y hasta obras de artes costosos. Sus pasos iban seguros entre las calles, buscando un lugar que Minnie les describió que podía robar buenos vestidos. Hogares de mujeres que solían decir que eran su amiga, pero en realidad nunca se llevaron bien.

—¿Cómo es la vida de casada?—preguntó Soyeon para distraerse de sus mareos.

—Es agradable—dijo con una sonrisa—. Se me fueron todas las inseguridades de darle cariño a Shuhua y creo que a ella también.

—Se nota, están más empalagosas.

—Lo siento—suspiró—. Trataré controlarme un poco al frente de ustedes.

—¿Qué? No—se apoyó en la mayor para demostrar su confianza y sonrió como si estuviera borracha—. Neverland debe de ser un barco donde todas puedan sentirse cómodas en ser ustedes, si quieres ¡Cásate otra vez con Shuhua! O tener citas románticas. No tengas filtro para amar, porque un pirata ni siquiera tiene un filtro para matar.

—¿Por qué no te dices eso a ti misma, capitana?—puso su brazo sobre el hombro de la menor. Ahora ambas parecían unas borrachas, ya que Soyeon hacía que Soojin también caminara de forma irregular. La sonrisa de su capitana aumentó y alzó su mentón, demostrando en quién estaba pensando—. Puedo notar que tú y Yuqi están desarrollando algo en silencio ¿Ya son algo?

—No somos nada, pero ¿Qué más da? Lo importante es que ella sabe que la quiero y yo sé que me quiere.

Soojin negó con la cabeza y se detuvo para que Soyeon le pusiera atención.

—¿Pero ella sabe que la amas?—las mejillas de Soyeon se sonrojaron y Soojin siguió caminando—Demostrar que quieres a alguien es fácil, todas sabemos lo mucho que nos quieres y tú sientes lo mucho que nosotras te queremos, es por eso te pregunto si sabes si Yuqi sabe la amas.

—Yo creo que sí—murmulló insegura—. Le demuestro más cariño que a ustedes y ya nos hemos besado—cada vez hablaba más bajo—. También le dije que la amo y yo sé que ella también me ama mucho—ya ni siquiera se le podía entender—. Es muy cariñosa en la noche y adoro que me abrace mientras duerme.

The Legend Of Neverland [Gidle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora