♱ ༻ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈 ༺ ♱

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Advertencia antes de leer, esta historia puede contener: asesinatos, crímenes de lesa humanidad, resucitación, vocabulario vulgar, muerte en masa, pandemia mundial, etc.

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La muerte, aunque completamente común, sigue siendo un tabú en algunas culturas y poblaciones a día de hoy.

Para Lex Luthor, la muerte podía llegar a ser una gran oportunidad de experimentación. Una forma fantástica de descubrir cosas extraordinarias sobre el ser humano.

¿Inmoral?

Probablemente.

Pero de lo último que debía preocuparse era por las opiniones ajenas. Estaba tan cerca de lograr su mayor obra: la resucitación.

Devolverle la vida a los muertos no era una tarea fácil. Más si nadie quería prestarte los cuerpos de sus familiares fallecidos por "respeto" hacia ellos, ni siquiera por una gran suma de dinero. Su solución más factible era mandar a su equipo de seguridad a que, si por mera casualidad llegaban a encontrarse un cuerpo sin vida, se lo llevaran a su laboratorio.

Ahora, frente a él, el cadáver fresco de un hombre yacia postrado sobre una camilla de metal.

Poniéndose los guantes más gruesos que tenía, y con la ayuda de unas fuertes pinzas, saco del congelador su más preciado descubrimiento:

La Kriptonita.

Solamente accesible por la comprañia LexCorp, habían hallado un meteorito a las afueras de Metrópolis, proveniente de un planeta no muy lejano que sufrió de un cataclismo natural: Krypton.

Sus expertos habían hallado unas propiedades inimaginables dentro de pedazos verdes del meteorito, a los cuales llamaron Kriptonita. Este extraño material, si se disolvía correctamente y era tratado con el cuidado y el respeto que se merece, podía llegar a inyectarse en cuerpos muertos. Esto provocaba que, por lo menos en chimpancés, esos inertes cadáveres se levantaran por si solos y volvieran a andar como si pudieran burlarse de la mismísima muerte.

Todo esto, gracias a un virus que contenía esta sustancia.

La hora había llegado.

Debía probarlo en un humano.

Caminó hacia fuera de la habitación, y decidió observar el proceso a través de una ventana irrompible desde otro cuarto.

Su médico de confianza, con la seguridad óptima, tomó una jeringa gruesa, extrajo un poco de aquel líquido kriptoniano, y con sumo cuidado lo inyectó en las venas de aquel muerto.

Y esperaron.

1.

2.

3.

...

10 minutos.

Justo cuando estaba perdiendo la esperanza...

Un dedo se movió.

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𝕯𝖊𝖆𝖉𝖑𝖞 𝕶𝖗𝖞𝖕𝖙𝖔𝖓𝖎𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora