𝕯𝖊𝖆𝖉𝖑𝖞 𝕶𝖗𝖞𝖕𝖙𝖔𝖓𝖎𝖙𝖊

♱ ༻ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈𝐈𝐈 ༺ ♱

Advertencia antes de leer, esta historia puede contener: asesinatos, crímenes de lesa humanidad, resucitación, vocabulario vulgar, muerte en masa, pandemia mundial, etc.

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El cielo aún estaba cubierto por un hermoso color naranja, junto a diferentes tonalidades de celeste.
Y aunque pareciera despejado, una gran nube llena de electricidad se hacía paso por las alturas, cubriendo las ciudades limítrofes a Metrópolis, amenazando con soltar toda su furia sobre la Tierra en cualquier momento. Era como tener de lienzo al cielo, mientras que esas grandes nubes eran las protagonistas de una hermosa pintura.

Tan magnífico que parecía irreal.

E incluso con esas espectaculares vistas, ninguno de los tres hombres miraba hacia arriba.
Con Jonathan liderando para guiarlos por las calles, los otros dos no sabían hacia dónde se dirigían, pero tampoco importaba:

Había mucho que pensar.

Dante intentaba iniciar conversación para animarlos un poco, pero al ver que no le prestaban atención, terminaba susurrando un "Lo siento..." por haber abierto la boca.

Él sabía que, sin cierta persona cerca, podría respirar la libertad y la de su hija. El aire acariciaba su cuerpo, recordándole que estaba sobreviviendo únicamente para encontrarse con ella, con esa pequeña que logró salvarlo con una sonrisa, y una pequeña manito que envolvía sus grandes dedos. Con esos hermosos ojos y su cabello marrón, parecía otra versión de él. Necesitaba encontrarla, pero primero quería asegurarse de hacer un cambio en el mundo cruel en el que vivían, para que no tuviera que sufrir desde tan joven con la muerte enfrente.

Damian, en cambio, no podía parar de repetir cierta escena en su cabeza, dónde veía a su compañero matar a alguien por primera vez. Nunca se imaginó que Kent llegaría a tocar un punto tan bajo como él. Lo único que podía hacer era observarlo con disimulo, como solía hacer. Quería ayudar, intentaba recordar como fue la primera vez que asesinó a alguien, y en su mente no para de reproducirse la misma escena que lo atormenta todas las noches: La vez que mató a su madre, cuando era solo un niño.
Realmente... No quería recordar eso.

¿Qué hizo él para superarlo?

Siendo honesto, aún no lo logra. A veces hay cosas que, aparentemente, no se pueden dejar atrás.
Pero le hizo sentir mejor contarle lo que pasó a Alfred, quien le prometió con el meñique que nunca le contaría a nadie.

...

Ese mismo hombre confiable estaba muerto. Al igual que su padre. Las únicas dos personas que no lo consideraban un asesino, las únicas dos personas que siempre estuvieron para él, las únicas dos personas que siempre le hicieron saber que todo tenía solución...

Los había matado.

Pero no importaba cuántos de los suyos murieran, debía seguir. Sin importar que tan desalentador fuera el mundo, debía sobrevivir.

Mientras él intentaba pensar en como solucionar el posible problema que estaba teniendo Jonathan... Éste yacía perturbado mentalmente, en su cabeza directamente no habían pensamientos, simplemente la misma nada que presencian los ciegos.

Era incapaz de procesar lo que acababa de hacer; era incapaz de entender que su traje de policía, el cual representaba la igualdad y la libertad, estaba completamente manchado de sangre; era incapaz de comprender que sus propias manos se habían encargado de deshacerse de la vida de alguien. No podía entender que se convirtió en la persona que juró meter a la cárcel, no podía entender que ahora tenía un vínculo afectuoso con esa misma persona, y consideraba que era casi irresistible su cálida presencia. Aquella persona que le prometió a su padre meter tras las rejas, ahora caminaba a su lado, tan manchado y desganado como él, tan cansado del mundo, de los problemas, de perder personas que ama.