♱ ༻ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗 ༺ ♱

38 4 23
                                    

Advertencia antes de leer, esta historia puede contener: asesinatos, crímenes de lesa humanidad, resucitación, vocabulario vulgar, muerte en masa, pandemia mundial, etc.

♱ ༻ ════════════════ ༺ ♱

La oscuridad de la noche era espesa, al igual que su respiración irregular.

Su corazón bombeaba con una fuerza que nunca antes había sentido, pero tenía su razón de ser: estaba haciendo el mayor esfuerzo de su vida entera.

Sus manos dejaban manchas de sangre en las rocas filosas de las cuales se sostenía. Todo su cuerpo temblaba mucho, gracias a dos razones... Uno: por miedo de caer nuevamente sobre los amortiguadores cadáveres malolientes, y dos: porque se estaba esforzando demasiado.

No sabía de dónde estaba sacando la fuerza suficiente para subir decenas de metros de tierra, escombros y rocas filosas. Había decidido quitarse los zapatos para tener un mejor agarre, pero por culpa de ello ahora sus pies también estaban lastimándose.

No importaba lo mucho que quisiera rendirse, lo mucho que llegase a sangrar sus pies y manos, lo mucho que necesitara descansar. No importaba el hecho de que sentía la fuerte necesidad de dejarse caer, acostarse, mirar las estrellas y fingir que nada malo estaba pasando. No importaba que sintiera una presión horrible en el pecho, tampoco importaba lo mucho que gritara para que sus compañeros supieran que estaba vivo. No importaba el hecho de que, mentalmente, estaba rogándole a Dios que el sufrimiento que estaba sintiendo se termine, incluso si no pertenecía a ninguna religión.

Ya nada importaba.

Lo único importante ahora... Era hallar a Damian, y a Dante.

Conociendo al primero, éste seguramente decidió seguir con su vida, terminar con el plan que ambos habían iniciado: hacer del mundo un lugar mejor. Porque esa imagen tenía él de Damian: una buena persona.

Respirando agitadamente por el agotamiento, su mano lastimada de dedos entumecidos, por fin logró llegar nuevamente al inicio del abismo.

Agotado, subió como pudo, gateó hasta estar a unos metros de la gran fosa, y se derrumbó en el suelo.

Veía a los muertos caminar sin rumbo a su lado, era escalofriante ver cadáveres en descomposición andando a su alrededor, pero había perdido el miedo hacia los muertos... después de todo:

Estaba tan enfermo como ellos.

Esas cosas no le harían nada, ya no tenía que preocuparse por morir devorado.

Descansó unos momentos en el suelo, hasta que una idea le hizo sentarse rápidamente y abrir su mochila.

¡Claro! ¡Los walkie talkies!

Agarró uno y lo encendió.

¡Damian, Dante! ¡Soy yo! ━ Habló desesperado por ser oído. Los zombies voltearon a verlo pero luego siguieron con lo suyo.

Pero luego, su mano dentro de la mochila tocó algo.

...

Era el otro walkie talkie. Tenía los dos jodidos aparatos. No había forma de contactarlos.

Suspiró y se tumbó en el suelo, mirando el cielo estrellado, la luna descendía a una lentitud imperceptible, brillando con todo su mágico esplendor, logrando alumbrar levemente ese lado del planeta.

Bien, no tenía tiempo que perder.

Se sentó nuevamente y dentro de su mochila buscó cierta herramienta que le sería de mucha ayuda:

𝕯𝖊𝖆𝖉𝖑𝖞 𝕶𝖗𝖞𝖕𝖙𝖔𝖓𝖎𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora