♱ ༻ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈 ༺ ♱

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Advertencia antes de leer, esta historia puede contener: asesinatos, crímenes de lesa humanidad, resucitación, vocabulario vulgar, muerte en masa, pandemia mundial, etc.

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Países del continente Americano y Europeo comenzaban a infectarse rápidamente por el virus de la Kriptonita.

En Londres, personas corrían por el puente en dirección al gran Big Ben, lugar donde querían ocultarse de la enorme horda que los perseguían. Gritos se escuchaban por todos lados, no lograron llegar a tiempo: la histórica estructura comenzó a caer luego de que un gran camión chocara contra el gran reloj, y múltiples vehículos lo siguieran después. Querían escapar, pero solo podían moverse hacia la izquierda o derecha: A la izquierda, múltiples infectados corrían chocandose entre sí para ver quién llegaba primero. A la derecha el gran edificio comenzaba a caer en su dirección.

Cerraron sus ojos con fuerza mientras se abrazaban, esperando su fatal destino.

En Río de Janeiro, personas sobre el gran Cristo Redentor tenían una vista espectacular del caos de la ciudad: explosiones, derrumbes, personas huyendo desesperadas, gritos de agonía y de auxilio.

Una niña que simplemente habia viajado con su familia a ese gran lugar para ver las hermosas vistas, nunca planearon llegar a observar el fin del mundo ante sus ojos. Sus padres estaban abajo, ante los ojos celestes de la pequeña, ellos estaban siendo devorados brutalmente.

Paris, anteriormente llamada la ciudad del amor, se caracterizaba ahora por más desgracias que otra cosa.
Más gritos, personas corriendo por sus vidas veían como habían cadáveres en las calles, algunos de ellos... corrían para alcanzarlos.

Helicópteros de guerra abrían sus puertas, mostrando militares, quienes bajaban con cuerdas, y comenzaban a luchar para proteger a los ciudadanos, siempre disparando a la cabeza.

Buenos Aires, sobre el obelisco, personas se acumulaban, uno empujó a alguien por la ventana con tal de que su esposa y su hija entraran en el minúsculo lugar.
Múltiples autos tocaban sus bocinas intentando que los de adelante se movieran, pero una de las avenidas más grandes del mundo comenzó a llenarse de muertos vivientes que se interponian entre los autos, rompían sus ventanas de un cabezazo y comenzaban a comerle la cara a las personas.
Algunos de ellos salían de sus coches y se echaban a correr, pero no servía.
Los ciudadanos que portaban armas salían desde sus ventanas y balcones a disparar para matar a aquellos cadáveres que se acumulaban tanto que comenzaban a trepar sus edificios.

Mientras tanto, en Perú, un avión comenzaba a descender rápidamente debido a todo el caos que se extendía a través de sus adentros. El piloto, siendo mordido por el cuello, dejó de pilotar el avión para intentar quitarse al caníbal de dientes filosos. La máquina bajó tanto que chocó contra la histórica estructura de Machu Picchu.
En Lima las cosas no eran mejor: múltiples turistas, que yacian dentro del autobús que los llevaría a casa, veían a través de las ventanas como las personas gritaban y corrían por alguna razón, hasta que una explosión se escuchó cerca haciendo que el vehículo saliera volando, cayendo sobre unas pobres personas que intentaban huir.
Los que sobrevivieron al accidente miraron con horror a traves de los vidrios rotos como cadáveres putrefactos intentaban alcanzarlos con sus manos de uñas caídas.

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Un mar de muerte se alzaba justo bajo sus pies. Bocas completamente abiertas gritaban por el hambre voraz e insaciable que sentían. Mientras más de ellos llegaban, éstos comenzaban a acumularse contra la rueda de la fortuna, subiendo unos encima de otros, empujandose entre sí, con tal de llegar lo más pronto posible hacia sus futuras víctimas.

𝕯𝖊𝖆𝖉𝖑𝖞 𝕶𝖗𝖞𝖕𝖙𝖔𝖓𝖎𝖙𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora