DOS

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↳᯽⸙͎✪ Damian ✪⸙͎᯽↲

— ¡Dame todo lo que tengas!

Nightwing y yo nos detuvimos cuando escuchamos al nada discreto ladrón.

Fué bastante sorprendente llegar a detener al idiota y encontrar a la víctima insultandolo.

— esto... Creo que ella no es de por aquí —comentó Dick. Lo miré obvio—

— ¿Tu crees? —dije con sarcasmo—

— Es que, marico ¿Cómo coño me vas a robar así? No seas tan hijo 'e puta ¡En mi barrio se esforzaba más!

— so... ¡Conozco al pingüino! —gritó en su defensa, como si fuera un mocoso—

— ¡Y yo a súper bigote! —le grita de regreso— ¿Cómo puedes ser tan descarado, chico? No traes ni pistola, ni cuchillo ¡Ni siquiera un bate! No me jodas.

Nightwing se estaba aguantando la risa cuando el ladrón parecía querer llorar.

— Mijo, busca un trabajo, porque como ladrón no la estás dando. Das es lastima.

Mi hermano se dobló de la risa cuando el ladrón se fué llorando. Y apenas entonces la supuesta víctima notó que estábamos allí.

Nos miró confundida.

— había escuchado que había hombres ardientes en mallas peleando contra el crimen, pero no esperaba que uno tuviera más culo que yo.

— ¿Ah?

— aunque tú eres bonito —me señaló antes de que su celular empezara a sonar— ups, olvidé que dejé a mis nenas solas.

No se tomó la molestia de despedirse, solo se fué prácticamente corriendo.

— eso fué... ¿Nuevo? —Dick no encontraba las palabras—

Suspiré y saqué mi gancho para volver a tomar terreno alto.

Las noches en Gotham nunca eran tranquilas, pero hoy solo habían robos ocasionales y no mucho más, aunque deliberadamente no pasamos por cierto edificio donde Dick y yo sabíamos estaría Red Hood.

Todo estaba tan tranquilo, que de hecho, a mamá gallina, como bautizamos a Dick por su increíble capacidad de meterse en problemas ajenos; se dió la tarea de empezar a hacer preguntas personales.

Lo mandé al diablo.

La negativa no fué suficiente y empezó a hacer preguntas cada vez más absurdas hasta que se acabó nuestro tiempo de patrulla y lo dejé colgado en un poste de luz.

Ya en la mansión recibí un mensaje de Jon, lo que, no mentiré, me emocionó un poco. Aúnque era consiente de que era una estupidez.

El mensaje era corto y centrado, escribiendo que estaba en la granja familiar tomándose un tiempo a solas y que le vendría bien mi compañía, además de que quería hablar sobre algo.

Con ese algo obviamente se refería a porque estaba tan raro.

Sin avisar a nadie más que a Alfred, tomé mi moto y me marché para encontrar a Jon, aunque me desvíe por cerveza y alcohol de camino.

Ya en la silenciosa, vieja y bien mantenida granja, el Kent me saludó agotado y lo hice cargar con el peso de lo que traje, lo cual no fué tan malo ya que me guió hasta la parte de atrás del granero.

Me senté en una de las sillas plásticas que estaban cerca de una fogata claramente improvisada, y esperé a que Jon terminara de organizar todo mientras veía las estrellas.

Hacia un buen tiempo para ser las tres de la madrugada.

— llegaste rápido —Jon me pasó una cerveza mientras se sentaba en la otra silla—

— <tt> no había tráfico —tomé un trago de mi bebida—

Está algo fuerte.

Jon suspiró y se tomó de golpe todo lo que había en la botella. Lo miré curioso.

— ¿Te remueve la conciencia lo que vas a decirme? No estoy seguro que puedas emborracharte tan rápido con tus genes...

— mi papá se va a retirar —escupió— va a dejarme el manto.

No esperaba esa confesión, aúnque no es del todo una sorpresa.

Me acomodé en la silla y le pasé otra cerveza de la caja que estaba cerca. Jon volvió a tomar su contenido como si fuera agua.

— Damian, no sé si pueda con la presión.

— ¿Es por esto que has estado actuando raro? —pregunté sin realmente pensar en responder—

Jon me miró con ojos agotados, corregí lo que dije:

— solo digo que pudiste hablarlo conmigo desde el comienzo y no darle tantas vueltas.

Eso pareció calmarlo, pero no lo suficiente.

— es vergonzoso confesar que no puedo con el peso de la responsabilidad —susurró mirando a otro lado— se supone que soy el hijo del hombre de acero, el símbolo de la esperanza, el hombre indestructible... pero... no me siento indestructible...

— Jonathan —llamo— eres la persona más sentimental y estúpida que conozco —me miró ofendido— sé que no eres indestructible... pero siempre puedes confiar en que voy a apoyarte.

Eso le calmó los nervios y le devolvió la sonrisa.

— lo sé, Dami.

— ahora —me enderece y le pasé otra cerveza, ésta vez si se lo toma con calma— dime porque estás pensando en esas estupideces.

Se movió incómodo antes de responder.

— las personas tienen ciertas expectativas sobre mí —bebió un poco— no soy mi padre, todos lo notan. Y constantemente publican artículos especulando si puedo llenar el puesto de mi padre.

Sabía que debía sobornar a esa gente.

— es obvio que no puedes —reí irritado— Tu no eres Superman, eres su sucesor.

— ese es el punto. No sé si pueda con todo.

— no es cuestión de hacerlo mejor o peor que tú padre, Súper bebé —lo golpeé con la botella vacía— es cuestión de hacer lo que mejor sabes hacer.

— ¿Salvar gatos de árboles?

— ¿Qué? —él solo se alzó de hombros— me refería a ser tu mismo o esa cursilería.

Se rió de buena gana.

— Dami, eres horrible consolando a la gente.

— No me la paso consolando a cualquiera, idiota.

Solo siguió riendo.

— sigue hablando, súper bebé, voy a escuchar toda la noche. Sé que hubo más incidentes para que pensaras tonterías —tomé otra botella—

Jon suspiró agotado.

— si, de hecho, hace poco hubo un incendio, fué ocasionado por un hombre que no controlaba sus poderes y...

La charla siguió, lo que provocó que el problema de semanas se arreglara en minutos y antes de darnos cuenta estábamos hablando sobre cualquier cosa menos de nuestras labores de súper.

O eso me gustaría decir, porque sabía que aúnque Jon bromeaba y hablaba, ese inconveniente seguía dando vueltas a su cabeza. Y no podía culparlo, porque yo había sentido algo parecido cuando recién llegué a vivir con Bruce.

Era difícil llenar las expectativas ajenas, o incluso las propias.

—Confesión Tardía—

❄️

Confesión Tardía | Jondami |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora