Oni no Hanayome: Gojū no Yaiba

Demonio 1: Aquel viaje a Kyoto

Hola! Aqui Ivan una vez mas, realmente no se de donde me entraron las ganas de escribir esto, los animes no cuadran, en ningún sentido, pero quiero ser escritor algún día, y haber como me va, por ahora tengo que practicar mucho, trato de hacerlo siempre que puedo, agradeceria sus comentarios y votos, muchas gracias, con esto dicho, aqui vamos!

Consideraciones:

-En este mundo, la madre de Futaro esta viva y su padre esta muerto
-Ire haciendo aparecer demonios poco a poco, mientras pasan los capitulos
-Yuiga Nariyuki existe en este mundo, tambien es un cazador, pero detallaré esto mas adelante, es el mejor amigo de Futaro
-Futaro es entrenado por Kokushibo
-Las Nakano tiene relación con la familia Ubuyashiki
-Nariyuki y Futaro son unos monstruos(en poder)
-Sisi, dije que era el último y único pilar y cazador, pero el trasfondo tiene su gracia y el porque.
-Y si, Harem.
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Kyoto: 15 de abril de 2018
5:41 a.m., hora de Japón
Fushimi Inari-Taisha

-¡Buagh!
-¡Maldito desgraciado!

Se oyó un alarido en la oscura noche de Kyoto, un grito tan fuerte que ahuyentó a las aves que anidaban en las cercanías del templo.

-¡No dejaré que huyas! -se volvió a escuchar el fuerte estruendo en lo que quedaba de uno de los atractivos más importantes de Kyoto.

La población circundante había sido evacuada hacía ya varios minutos y el silencio del alba inundaba el desastre en el que se había convertido el famoso Fushimi Inari-Taisha. Las elegantes construcciones culturales del viejo Japón se habían reducido a nada más que un montón de escombros de los que no se podía rescatar nada. Y todo esto como el resultado inevitable de una batalla entre el bien y el mal.

El fuego se expandía rápidamente entre todos los escombros. La luz rojiza y naranja, junto con el calor abrasador de las llamas, se mezclaba con la suave caricia de las primeras luces del alba.

En medio de este desastre se veía a un hombre con un atuendo extraño y fuera de época. Estaba arrodillado en el suelo; había perdido la vista de uno de sus ojos, la mitad de un brazo y en su abdomen se podía ver un corte profundo que chorreaba sangre caliente.

Este joven hombre, arrodillado en el suelo, tenía un uniforme negro, con sujetadores en los pies y utilizaba sandalias con medias. Parte de este uniforme estaba hecho trizas y quemado en algunas partes. Sobre sus hombros, como el suave viento de la mañana, ondeaba un haori blanco que tenía inscrita en el centro, con kanjis, la palabra "Pilar de la luna".

-¡Vuelve! ¡Cobarde! -gritaba este joven. Con cada alarido sentía cómo sus heridas volvían a abrirse y perdía más sangre.

La ira y la frustración asaltaban su corazón. Habían muerto muchas personas y la sangre humana era parte del paisaje que se expandía a lo largo de varios cientos de metros a la redonda. En este contexto, la salud de su cuerpo le importaba poco; tenía que cumplir su misión.

-¡Buagh! -volvió a escupir sangre de entre los labios de este hombre.

Tenía un rostro severo, cubierto por gruesas líneas de sangre que provenían de su cabeza. La falta de visión de uno de sus ojos hacía que mirar hacia adelante fuera cada vez más difícil. Su cabello, cubierto de sangre y hollín, era de color negro con las puntas blancas y tenía un piercing en una de sus orejas.

-¡Cobarde, no dejaré que huyas! -volvió a gritar aun con su cuerpo sufriendo por sus acciones. Con la casi inexistente fuerza que le quedaba trató de ponerse de pie, utilizando como muleta la katana oscura como la noche en sus manos. Dar un solo paso era como una muerte segura, pero no le importó y trató de avanzar tanto como podía.