–A veces siento que la estupidez humana eres tú en persona.
Kageyama paso sus manos por su cabello despeinadolo con agresividad, se encontraba totalmente frustrado consigomismo.– ¿Qué es lo que se supone que quieres?¿Qué se suponía que quería? No podía negarlo, cada vez que veía a Hinata su corazón daba un vuelco en su pecho y no podía evitar ponerse nervioso con el contacto visual, incluso sus mejillas se sonrojaban cuando Hinata decía cosas que sonaban cursis.
Pero, ¿Es eso lo que quiere realmente?–Yo creo que no debemos presionarlo en un momento crítico.
Wakatoshi poso su mano en el hombro del menor dándole un poco de ánimo con esa acción.–No te entiendo, creí que el enano aún te gustaba.
–Ustedes siempre han medido casi lo mismo...
–No es el punto.
El peliblanco tomo aire de forma sonora, soltandolo todo de inmediato, sus mirada sería entro en contacto con los azules ojos del atacado.– ¿No se suponía que ibas por él?–¡Vamos a entrar a la cancha a calentar!
Hirugami el capitán había dado una orden.–¡Voy, cuñadito!
El semblante al igual que la voz de Kōrai cambió de forma inmediata, logrando que Ushijima y Kageyama compartieran miradas asustados.El más alto se despidió con la cabeza para seguir al peliblanco, Tobio quedo solo sentado en aquel frío y gran camarín, subió sus piernas hasta la banca y abrazo estas apoyando su mentón en las rodillas.
No estaba preparado aún, era injusto para Shoyo.
Miro a todos lados y suspiro, nuevamente se sentía solo como a lo largo de toda su vida. Pero si odiaba tanto sentirse solo ¿Por qué alejo a la única persona que alguna vez lo hizo sentir acompañado?–¿Qué esta haciendo el querido sol del equipo?
Hinata se engrifo al igual que lo haría un gato asustado cuando escucho la voz de su compañero detrás de él.Se había escondido durante las practicas para poder observar el partido de los Adlers, más bien, para poder observar a Kageyama Tobio en la cancha.
–¡Nada!
Grito nervioso intentando guardar el celular en algún lado a pesar de que no sé encontraba usando alguna prenda con bolsillo.–Claro, Claro.
Atsumu rodeo las cajas con materiales de deportes para llegar hasta atrás de la bodega donde Hinata estaba sentado sobre una colchoneta.– Y yo soy el gemelo qué hace onigiris.–En realidad no tienes talento para cocinar, Tsum Tsum.
–Oye.
Se quejo el rubio intentando parecer serio mientras le pellizcaba una mejilla al menor.Por un momento el tiempo en aquella pequeña bodega se detuvo cuando la mirada de ambos chicos se encontraron, los ojos de Atsumu brillaban intensamente al tener delante de él al chico que había deseado tantos años y los de Hinata brillaban...
–Recordé mis tiempos de secundaria cuando me quedaba con Kageyama en la bodega.
El brillo de los ojos de Hinata eran el añoro de recuerdos con otro, Miya tuvo un golpe de realidad y con sus labios apretados intento fingir qué reía.
–¡Shoyo vamos ya, Akaashi nos llevara a comer!
La voz de Bokuto se hizo presente en la bodega desde la entrada, el rubio intento reír al darse cuenta de que el búho sabía mejor que cualquiera donde estaba Hinata pero solo lo cubría.–¡Ya voy!
Se levantó de un salto cayendo parado como si nada, era admirable la fuerza en sus piernas.– ¿Quieres venir con nosotros, Atsumu?–Adelantense, los seguiré.
Hinata asintió con energía para salir del lugar dando saltos altos.Atsumu aprovecho la soledad para cuestionarse en que momento los deseos de posesión que tenía desde la secundaria había pasado de algo competitivo y egoísta a eso... Eso que lo tenía con una amarga sensación en la boca.
–Podre intentar superarte como armador, pero con Shoyo es un partido perdido.
–¿Cómo terminamos en una de cita de cuatro siendo dos?
Akaashi froto su frente manteniendo los ojos cerrados, a su lado estaba sentado su prometido Bokuto, al otro lado de mesa estaba Atsumu y Hinata devorandose todo lo que tenían en los platos.–Yo invite a los chicos porque tenían hambre.
Bokuto palmeo su pecho de forma orgullosa, como si hubiera hecho su acto de caridad del año.–No se por qué acepte esto.
Los cuatro en la mesa miraron de forma coordina al dueño de aquella voz que sea hacía ahora reconocible para sus oídos, Hinata quiso vomitar lo que había comida y Atsumu apretó su puño molesto.– ¡Oh mira, Kageyama!Kōrai el dueño de la voz levantó su mano en forma de saludo siendo respondido con diferentes actitudes por parte del cuarteto en la mesa.
Akaashi observaba en total silencio la situación, analizando a cada uno de los individuos en la escena.
Ay no, conocía esa cara en su futuro esposo.
–¡Kageyama! ¡Gaviota! Venga a sentarse con nosotros.
Hinata abrió sus ojos asustado y Atsumu estuvo a punto de protestar pero Kōrai ya había arrastrado a Kageyama hasta la mesa sentandolo junto al pelinaranjo.–Hola...
Susurro Tobio tan bajito solo para que lo escuchara el chico a su lado.Hinata alzó un poco su vista para observar a un tímido Tobio, solo río y contesto.– Hola, no sabía que vendrías.
–Oh, es que no estaba planeado.
Se acomodo en su asiento acortando la distancia entre ellos y rozando sus hombros, por un momento pareciera que los demás ya no existían al rededor.–Tal vez podría saberlo si me contestaras los mensajes.
El color rojo se apoderó de las mejillas del ojiazul quien intento excusarse rápidamente pero Shoyo solo río de forma dulce dejándolo cautivado.Atsumu observaba con atención la escena con una cara que detonaba su evidente incomodidad, Kageyama Tobio era todo lo que odiaba. Hacía llorar a Shoyo y luego se comportaba como si nada pasara, era detestable.
–Lamento llegar tarde a la comida, compañeros.
¿Por qué ahora estaba Ushijima aquí? Peor, ¿Por qué Ushijima observaba tan seriamente a Shoyo? Incluso podía verse una escalofriante estela negra salir de su cuerpo.–Bokuto Kōtaro, explícame porque nuestra cita terminó con cinco personas más en la mesa.
–Cuando tengamos hijos debemos reforzar estas cosas, compañerismo y ayuda al prójimo.
–Hablaremos llegando a casa.