El viento corría con un poco más de fuerza debido a la altura en la que se encontraba, se inclino un poco más sin miedo en aquella baranda de cristal qué limitaba el amplio balcón con una caída de al menos veinte pisos, podía observar la mayoría de la ciudad.
–Oye, el desayuno esta listo.
Hinata se volteo aun sosteniendose con ambas manos y se balanceo un poco antes de alejarse, provocando que Atsumu soltara un suspiro de alivio. No quería verse involucrado en algún caso policial.
–¡Muchas gracias por la comida y el hospedaje!
Junto sus manos con los ojos cerrados antes de comenzar a devorarse las cosas sobre la mesa.–De nada, ya sabes que siempre pue...
El celular de Hinata vibro varias veces sobre la mesa llamando la atención de ambos chicos, el pelinaranja abrió sus ojos completamente sorprendido y luego miro a su compañero enseñándole el mensaje que había recibido.
–No puede ser Kageyama quiere que nos juntemos a hablar ahora.
El rubio se impresionó al ver como el más bajo se comía todo sin si quiera tomarse un respiro, acabando en menos de dos minutos y levantándose a toda prisa del asiento.– Muchas gracias por todo tsum tsum.–De nada, Shoyo.
Sonrió con un poco de tristeza la cual paso desapercibida para el menor, quien se despidió con su mano se forma energética antes de salir del departamento.– Que extraña sensación tengo en el pecho.Hablo para si mismo con una pequeña mueca en sus labios.
Estaba a punto de explotar de los nervios, su pie llevaba un ritmo constante al golpearlo repetitivamente contra el piso y su labio hasta comenzaba a sentirse adolorido debido a las leves mordidas propias.
Su corazón paro por un par de minutos cuando vía la corta cabellera azul entrar a la pequeña cafetería.Claro, encontró sentido cuando Kageyama lo cito en una cafetería pequeña a las afueras de la ciudad, finalmente sería una noticia de impacto en los medios ver a la nueva estrella de Black Jackals con el chico podrigio de Adlers a quienes ahora los miraban como los mayores enemigos.
–¡Kageyama!
Se levantó de su asiento nervioso cuando lo tuvo cerca, chocando contra la mesa debido a que no calculo el espacio y por eso mismo dando vuelta el café qué estaba bebiendo.– Ups...–No has cambiado.
Miro de reojo al pelinegro quien sonreía divertido, las mejillas de Hinata se encendieron y también río avergonzado. Tobio le estaba sonriendo, aun que seguía sonriendo de forma horrible.– ¿Podría traernos dos cafés?Le pregunto directamente a la mesera quien vino a ayudar a limpiar el líquido en la mesa, la chica lo observo por unos segundos embobada antes de asentir y correr a dejar la orden. Hinata sintió celos, pero ni si quiera sabia que eso podía ser posible después de tanto.
–Tanto tiempo.
–Así es...
Shoyo unió sus manos sobre la mesa jugueteando con sus dedos pulgares, no sé sentía incómodo pero de alguna extraña forma la pena lo había inunda nuevamente.