-¿Qué le pasa a Shoyo? Las miradas del equipo fueron hasta el más bajo quien se encontraba sentado en una esquina del gimnasio abrazando sus piernas, había estado la mayoría del entrenamiento así, aprovechando cada descanso para aislarse de los demás.
Definitivamente no era normal.
-Ni si quiera le ha contestado las llamadas a Akaashi. El expresivo rostro de Bokuto demostraba que el tema realmente era serio, aquellos ojos llorosos y ese puchero sobre exagerado lo decían todo.
-Lamento interrumpirlo, chicos. La fuerte y alta voz del capitán del equipo Meian se hizo presente.- Pero si Hinata no retoma el ritmo quedara fuera del próximo partido.
-No lo pueden dejar fuera, ¡Es quien más anota con mis paces! Atsumu se quejo y Meian solo se encogió de hombros como respuesta.
-Son palabras del entrenador. Concluyó el capitán entregándole a los chicos las últimas botellas de agua que quedaban.
-Creo que debemos acercarnos con cuida... Omi ni si quiera pudo terminar de hablar cuando el rubio del equipo ya se encontraba en cuclillas frente al pequeño Shoyo que seguía abrazando sus piernas.
-¿Qué paso ahora, Sho? Su cálida mano acuno la mejilla del menor quien solo se mantenía en silencio, con una mirada vacía e irradiando cansancio.
-Solo estoy algo enfermo. Se excuso intentando sonreír débilmente, Miya solo le contesto con una mueca preocupada.
¿Es que Hinata seguía siendo un estúpido? Sabía que sus amigos odiaban a Kageyama desde el principio de la historia, por eso era que prefería callarse sus penas. Shoyo no quería que lo odiaran más, porque era un estúpido que pensaba que aún podrían volver a estar juntos.
Aún que por otro lado lograba entender a sus amigos, Kageyama simplemente terminó con él de un día para otro en base a mentiras, en el momento más vulnerable de su vida. Desapareció de su vida sin dar una razón, aun que claro ahora Hinata sabía que esa razón tenía nombre y apellido: Hoshiumi Korai. ¿Pero por qué Tobio le mintió respecto a sus sentimientos? Su estómago se revolvía con solo volver a pensar en ese tema sintiendo como se hundía nuevamente en la tristeza con solo pensar en la frialdad de la persona que ama. ¿Es estúpido creer que aún pueden volver cuando Kageyama aprovecha cada oportunidad para decirle que no? Entonces, ¿Por qué se queda a dormir en casa? ¿Por qué lo abraza? ¿Por qué lo besa?
Shoyo no lograba entender como aquellos ojos que en algún momento lo miraron con amor dejaron de hacerlo.
-¿En qué estas pensando que tu rostro está cada vez más triste? La pregunta de Kotaro había sido realizada con inocencia, sin una intención como tal de fondo, aún así logro terminar de romper al pelinaranja.
-¿Por qué lloras? Esta vez fue la voz de Atsumu, el más bajo del grupo llevó sus manos hasta sus húmedas mejillas.
Ni si quiera había notado que estaba llorando.
-Chicos Meian los llama afuera. Kiyoomi apareció de repente, si hubiera sido otro el contexto probablemente la escena le hubiera parecido graciosa.
Kotaro y Atsumu abrazaban exageradamente a Hinata uno por cada lado, aplastandolo en medio.
-Omi dile que no podemos. El rubio formó un puchero mientras movía de forma brusca a Hinata entre sus brazos, y por consecuente a Bokuto.
-Rápido. Ah cuanto Omi hablaba así, los demás corrían y el vivo ejemplo era ese par que se levantaron de un salto para caminar sin peros hasta la salida.
Ante el abandono de sus mayores, Hinata decidió levantarse lentamente para encaminarse a la salida también pero antes de que pudiera hacer cualquier movimiento para su sorpresa Kiyoomi se dejó caer a su lado en el piso.
-¿Es Kageyama Tobio no? El corazón de Shoyo para por unos segundos volviendo a alojar esa pesada pena. Recordar sus azules ojos mirarlo sin sentimientos lo enfermaba.
-Si...
-¿Qué sientes? Puedes desahogarte ahora que esos dos no están.
-¿Has sentido un dolor tan fuerte en tu pecho que sientes que ya no puedes seguir? Oh, claro que Omi había sentido aquella horrible sensación cada vez que Atsumu reconoció a viva voz qué gustaba de Hinata.
-Muchas veces. Susurro lo suficientemente alto como para que su compañero pudiera escucharlo.– ¿Es Kageyama no?
Hinata se tenso, pero vio al pelinegro como una oportunidad de poder al fin sacar todo lo que estaba acumulando.
–Me mintió por años. Su voz se corto y Omi lo miro con preocupación.– Con el tiempo en Brasil decidí aceptar la decisión que tomó Tobio sobre terminar, finalmente era porque el necesitaba estar solo y concentrarse en él... Pero ahora se que desde un principio mintió.
–¿Por qué lo dices?
–Me dejo porque ya no me amaba, se confundió con otra persona. Río triste y el pelinegro acortó la distancia para dejar palmadas en su espalda, estaba haciendo in sobre esfuerzo para no pensar en los virus y el sudor.– Me negó que fue por eso hasta hace un par de días. ¿Por qué mantendría una mentira por tantos años? Hubiera sido más fácil que fuera sincero, simplemente lo hubiera dejado de amar en algún momento...
–Algún día te darás cuenta que estas persiguiendo a alguien que quiere alejarse de ti, pero de vez en cuando mira hacia atrás para saber si aún lo sigues. Shoyo abrió sus ojos con sorpresa ante las palabras de su mayor.– Y quizás estas enamorado del Kageyama de años atrás, el que fue un buen novio pero...
–Ese Kageyama ya no existe.
–Exacto.
–Y el Kageyama qué existe ahora no me gusta, porque miente y no es claro. El pelinaranja abrazo sus piernas.
Omi de verdad esperaba que algo de esta conversación logrará qué Hinata viera las cosas desde otra perspectiva. No le gustaba que jugarán con el más bajo, porque aun que no lo demostrará le tenía muchísimo cariño.
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"¿Quieres venir a mi casa hoy?"
Hinata caminaba de un lado a otro en su habitación intentando hacer algo, en el fondo sabía que debía hacer caso a la palabras de Omi pero aquel pensamiento era la parte racional, el otro lado estaba a nada de contestar que ya se encontraba en camino.
Desde el día en que Kageyama le confesó la verdad ni si quiera le había contestado los mensajes o si lo hacía era de una forma tosca. ¿Por qué ahora lo había invitado a su casa? Es más, Kageyama se había molestado con Hinata por sentirse mal.
Realmente quería alejarlo y cuando lo lograba volteaba a verlo por si Shoyo aún seguía detrás.