009

42 4 0
                                    

⚠️Este capítulo contiene algunas escenas +18 que aportan a la trama

Tres golpes en la puerta y desde el interior del departamento se escucho el rápido movimiento de algunas cosas que Shoyo no logro descifrar, su estómago se revolvía con el pasar de los segundos debatiendo en su mente si había sido razonable que llegara hasta el hogar de quien hace un par de noches le había confesado que gusto de otro, quien le había confesado qué le mintió todo este tiempo.
Ignoro por completo el movimiento que realizaba su celular dentro del bolsillo de la chaqueta al vibrar con cada mensaje, sabía que era Atsumu y de alguna forma al venir a escondidas a ver a Tobio lo hacía sentir el peso de la culpa.

–Perdón por demorar.
Salió de sus pensamiento cuando escucho aquella cálida voz calar por sus oídos y recorrer su cuerpo por completo en una electrizante corriente.

Sus ojos se encontraron por un par de segundos siendo ambos incapaces de mantener la mirada, la apartaron con un notorio sonrojo. ¿Por qué estaban tan nerviosos?

–¿Puedo pasar?
Kageyama se aparto de la puerta como respuesta, dejando un pequeño espacio para que el más bajo pasara, sus cuerpos se rozaron al momento del ingreso y Hinata tembló cuando la puerta se cerró dejándolos dentro del departamento.– ¿Por qué me llamaste? ¿Es por lo del otro día?

El pelinegro se mantuvo en silencio observando de una manera a Shoyo que este no podía reconocer, pero sintió un leve calor recorrer su cuerpo.

–¿No crees que hay una extraña tensión sexual entre nosotros?
Hinata se arrepintió de haber soltado aquel comentario cerrando sus ojos para recibir el insulto de vuelta, Kageyama llevaba semanas apartandolo con sus comfusas acciones. ¿Cómo se le ocurría mencionar algo tan estúpido? 

Pero el insulto jamás llegó, al contrario. Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando sintió los labios del más alto moviéndose freneticamente contra los suyos, las manos de Tobio se aferraron a sus caderas pegando sus cuerpos en un brusco movimiento, Shoyo jadeo ante el toque y el contrario aprovecho para meter su lengua al juego.

Retrocedió a paso torpe entre los muebles del departamento llegando hasta la puerta de lo que parecía la habitación, sin si quiera darse cuenta su torso ya se encontraba completamente desnudo siendo besado y lamido por el más alto quien se concentraba en dejar marcas.

–Kageyama...
Gimió el nombre del contrario cuando sintió la traviesa lengua jugar con uno de sus pezones mientras el otro era atendido por los expertos dedos del mencionado, quien subió hasta su cuello para dejar una mordida.

–A la habitación.
Menciono de la nada el pelinegro con la voz totalmente ronca, como si hubiera recobrando la conciencia por un par de segundos, Shoyo solo llevo su mirada hasta el bulto qué se marcaba con impaciencia en los pantalones cortes qué llevaba su par.

Asintió y entro sintiendo como su estómago y cabeza daban vueltas, estaba tan confundido pero la excitación del momento era mucho más grande que todas las preguntas que se acumulaban en su cerebro.

Empujó a Tobio contra la cama subiéndose encima para quitarle las prendas una por una entre juguetones besos qué involucraban a sus lenguas y toqueteos.

Lo extrañaba, lo extrañaba tanto.

–Eres mío.
Se estremeció ante la ronca voz del pelinegro sobre su oído, sus labios bajaron hasta el cuello de Hinata donde volvió a morder reiteradas veces con la intención de dejar marcas.

Las palabras habían logrado que el corazón de Shoyo diera brincos entregándole la sensación de que este se saldría de su pecho en cualquier momento.

No promise. 《Kagehina》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora