Tematica: Relato familiar. Pueblo. Niños.
.
- Dios mío, es culpa mía. Es culpa mía - Su padre deliraba en sueños y ella simplemente lo miraba como si tener pesadillas fuera lo más normal del mundo - Yo la preñé.
María Dolores tenia el sueño ligero.
Había nacido en Cataluña, aunque por su sangre corría sangre de las orillas del Guadalquivir. Sus padres, unos jóvenes recién casados que todavia no se habian librado de los granos de la pubertad, habían migrado a aquella ciudad buscando una vida mejor.
Sin embargo, la vida tenía otros planes. Cuando ella todavia no había cumplido el año de edad y su hermano José María llegaba a los dos, su madre fue trasladada al Hospital de la Santa Cruz y murió a consecuencia de unas complicaciones durante el tercer parto. De la criatura que había estado gestado en su vientre, si viva o muerta, nunca más se supo nada.
A partir de entonces, su padre enfermó de pena y anduvo de borrachera en borrachera lidiando con sus culpas. Existía porque estaba vivo, pero no había ilusión ni esperanza alguna en cuanto hacía.
Tras lo sucedido, resolvió que lo mejor que podia hacer era regresar a casa ¿Qué iba a hacer sino un hombre, viudo, con tanto chiquillo de pañal? Así que abandonó la fábrica, enterró un montón de sueños, viajó con su escasa prole y se instaló de nuevo en casa de sus progenitores.
Maria dolores no recordaba la cara de su madre, pero sí el lloro desconsolado de su hermano por tener la ropa mojada de orines y heces cuando llegaron.
Los vecinos sabían que el viudo era buen trabajador y buena persona, por lo que nunca le faltó un jornal. En sus bolsillos tal vez no hubiera suficiente dinero para vivir en la abundancia, pero si para mantener a la familia y otro tanto que gastar en bebida.
- Míralo, es como la cascarilla de una nuez - Su abuela Nati se secó las manos en el delantal, mientras dirigía una mirada severa hacia la mesa de la cocina donde el padre de María Dolores había caido inconsciente - Anoche se cogió una buena cogorza.
Natividad no era cariñosa con nadie, porque tal vez nadie lo había sido con ella.
No daba besos.
No daba abrazos.
No hablaba con dulzura.No estaba conforme con tener que criar a un hijo falto de voluntad, vigilar las trastadas de sus nietos y a la vez atender a su esposo. José María tenía un pase, pero a María Dolores la consideraba un estorbo. Quizás por ser mujer, o tal vez porque se parecía demasiado a su difunta madre, que tanto dolor había traido a su familia, nadie sabría decirlo con certeza.
- Papá - Su hermano se acercó a la mesa.
Maria Dolores observó que la pequeña mano de José María se deslizaba por la espalda ancha de su padre, hasta la base de la nuca, donde le nacía el pelo. El cuello de su camisa estaba desgastado y se podía adivinar que había sido remendado varías veces.
- Papá, - Apoyó su pequeña cabeza cerca del oído de su padre, para susurrarle unas palabras en voz baja, que resultaron del todo audibles en la pequeña cocina - tú no te vayas a morir ¿vale?
Al escuchar aquello, Maria Dolores sintió un miedo repentino. Nunca había pensado que a él también se lo podía llevar Dios al cielo. Su padre sería una cáscara de nuez, pero para ella era una cáscara de nuez de lo más adorable.
- ¡Niño! ¡Deja de decir tonterías! -La abuela golpeó a José María en el hombro con un trapo de cocina - ¡¿Cómo se va a morir?!
El sonido del trapo hizo pegar un respingo a María Dolores, que dio un paso atrás, al igual que su hermano mayor, pero su padre ni se inmutó.
- Morir me voy a morir yo, de tanto disgusto - Se quejó Natividad - Lávate bien la cara y las orejas antes de ir a la escuela, Josemari. No lo olvides: Seremos pobres, pero limpios - Elevó el dedo índice con ímpetu - Coge un mendrugo de pan para ti y también para la Loli.
Después de la reprimenda, María Dolores y su hermano se marcharon a la escuela. Durante el camino, ella no dejó de pensar en la frase de su abuela y en la uña de su dedo índice apuntando al techo, llena de grasa oscura.
Seremos pobres, pero limpios.
Al terminar las clases, María Dolores fue con los demás niños a la entrada del pueblo para ver pasar los camiones. Aquello, sin duda, era divertido. Los camiones circulaban a toda prisa y, como el terreno que pisaban tenía boquetes ¡pegaban unos saltos de película! No llegaban a volcar, pero les faltaba el canto de un duro. Adema, para más inri, los camiones que no llevaban cubierta en el remolque, perdían parte de la carga en el camino.
- ¡Me cago en sus muertos!
La ristra de maldiciones que proferían los conductores hacía reir a los niños. No había nada como incluir nuevas términos en el diccionario de los improperios. Luego, de todo lo que quedaba desparramado en el camino, repartían entre ellos las piezas en mejor estado para llevarlas a casa o venderlas por el pueblo, antes de que llegaran los animales vagabundos a darse un festín.
Algunos vecinos recompensaban a María Dolores con caramelos. Sin embargo, aquel día le dieron una moneda de cinco pesetas por tres remolachas ¡Cinco pesetas! Ni se lo creía.
Con el puño de la mano cerrado para no perder el botín, regresó diligentemente a su casa y le entregó la moneda a su abuela. Tremendamente orgullosa, María Dolores se plantó delante suya esperando recibir algún tipo de agradecimiento.
La combinación de su pequeña estatura, la ropa holgada de varón, los zapatos de una talla más grande de lo que sus pies necesitaban y la arena que cubría sus manos y piernas, hizo sonreír por un segundo a Natividad.
-Ni limpia...pero tampoco pobre ¡Ja! - Farfulló, en una especie de cumplido.
.
ESTÁS LEYENDO
🟢 Microrrelatos
Short StoryMe encantan los cuentos y escuchar historias. Anotar, inventar. Este apartado de wattpad lo he dedicado a una serie de microrrelatos, de diferente temática, que espero que despierten no solo interés, sino emociones, a todo el que los lea ;)