Mentiría si dijera que ir al instituto me gustaba. Solía decirlo para que los profesores me ayudaran en todo momento. Pero no era cierto. Mi clase favorita era arte, juntamente con la de lengua y literatura. Mis dos pasatiempos en materias: un sueño hecho realidad.
Lo malo del instituto era es estrés y la gente.
Odiaba a la gente.
No siempre he sido así, lo juro.
Pero he perdido la fe en la gente.
Las clases pasaron rápido. Todo el rato sentía una mirada clavada en mi. Alex. No le había escrito. Mierda. Mierdon. Que se joda en su mierda.
Pero aún así me asustaba.
Él no me había dado razones para tenerle miedo, pero después de las dos relaciones (una falsa y la otra estaba pilladisima) que he tenido, tengo miedo de los hombres. El primer hombre que me jodió fue mi padre, seguimos con Joel y por último acabamos con mi abuelo.
Mi padre, el hombre que me dio la vida, fue el primer hombre en fallarme, iba desolada por las calles de mi ciudad. Tenia ojeras de tanto llorar y no dormir, parecía que hubiera muerto alguien, y, técnicamente si murió alguien, mas bien algo, mi inocencia. Esa fue la primera muerte de mi inocencia, no hubiera imaginado que fuera capaz, pero lo fue.
Joel, el chico que se dedicaba a joderme la vida actualmente, había sido muy cercano, uno de las dos relaciones que había tenido, y el que mas traumas me había dejado, le tenia miedo, lo acepto. Porque era demasiado poderoso como para ser yo quien le dijera que no.
Él era popular, atractivo, gracioso... era el chico que todas querían con él, pero yo solo era la empollona que todo el mundo se reía.
No era nada mas que eso, una empollona. Y eso me dolía montones.
Era horrible pensar que todos se reían de mi y yo no podía defenderme. Era horrible pensar que cada vez que me insultaban solo tenía a Angela para ayudarme. Porque siempre estaba sola, o en mi casa estudiando, o en mi casa escribiendo, o en mi casa dibujando. Directamente, solo salía para hacer la compra e ir al instituto.
Normalmente cuando salía me iba andando hasta mi casa, ya que no podía permitirme pagar el bus o comprar una moto. Pero ese día estaba muy cansada. No había desayunado para poder pagar el bus. Y, cuando me di cuenta, me estaba yendo andando a casa otra vez porque en el bus estaban Joel y su grupo de amigos.
Estaba a menos de medio camino, andando tenía 45 minutos sumándole el tiempo esperando en semáforos o en pasos de peatones. O si alguna anciana estaba cruzando y la ayudaba eso eran 3 minutos mas porque es 1 minuto para cruzar + 2 minutos que me agradece la señora.
Me quedaban 40 minutos y me empezaba a marear. No comer ni beber para poder pagar un bus que luego no iba a coger era humillante. Estaba empezando a marearme mas y mas, hasta que de golpe un coche paró en frente de mi. Bajó un chico de mi clase llamado Ethan. Era medio popular, pero en el fondo era un empollón como yo. Y él lo sabía.
Ethan nunca se había reído de mi, ni insultado. Pero tampoco mantenía conversaciones. No existíamos él uno para él otro y ahí se acababa la historia. Y se lo agradecía demasiado. Me daba la oportunidad de ser "invisible". Tal y como yo quería. Solamente pedia que me dejaran estudiar en paz para poder ganarme bien la vida en un futuro. Por suerte me iría a Barcelona al Bachillerato y no los vería mas (o eso esperaba)
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Los inicios de cada final (BORRADOR)
Teen FictionLeah Russell es una joven de familia poco adinerada la cual lleva una mala temporada. Su hermana ha sido desaparecida. Su padre las abandono despues de hacerles eso. Su madre ahoga sus penas en el alcohol. Su vida es un desastre. Alex Wonderson es...