Capítulo 1

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Alguna vez se han preguntado, ¿Cuál es el motivo de su nacimiento? ¿Su propósito en este plano terrenal? La duda de si nuestra presencia haría un cambio en la historia del planeta ¿Invadió tu mente alguna vez?

En la mía si...

De lo que puedo recordar, todos se alejaban de mí, me temían, decían cosas a mis espaldas, siempre estuve sola, no sabía si había realizado alguna acción cuando era un bebé para merecer esta soledad y dolor.

Sin embargo, en lo más profundo de mis recuerdos, algo me decía que en una parte de mi vida no me encontraba sola. Había alguien que me cuidaba, compartía su tiempo conmigo... Que me amaba... Recuerdo vagamente unos ojos observar me como solo un padre puede ver a sus hijos.

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Puebla, 1855

Era un día de lluvioso en Puebla, cerca de la Calle Oaxaca, en una pequeña casa, se encontraba Fernanda López, una joven embarazada de unas pocas semanas. Mientras contemplaba la danza de la lluvia a través de la ventana, sus ojos marrones, que solían transmitir alegría, ahora reflejan dolor, llanto y tristeza. Su cabello lacio, que siempre lucía impecable, ahora estaba descuidado. La muerte de su esposo la sumió en una profunda depresión. No tuvo la oportunidad de darle la feliz noticia; planeaba compartir esa alegría cuando él regresara de su carpintería.

Lamentablemente, el destino les tenía preparados otros caminos.

Una estampida de caballos arrasó las calles donde se encontraba el puesto de su marido. Los ciudadanos gritaban y corrían para protegerse del caos. El Sr. López, quien no logró refugiarse a tiempo, vio su vida terminar en un instante, siendo aplastado por los animales desbocados.

La Sra. López, al enterarse de la trágica noticia por parte de uno de los ciudadanos, se sumió en el llanto mientras el dolor la invadía por completo. El funeral había tenido lugar casi 2 semanas atrás, y ella aún vestía la misma ropa que llevaba al despedir a su difunto esposo en el panteón de la ciudad.

Sus padres rechazaron acogerla de nuevo, expresando que no deseaban responsabilizarse por ella, especialmente en su situación actual. Optaron por cerrarle las puertas de su hogar y le prohibieron regresar. Por otro lado, sus suegros le brindaron refugio, asegurándose que la cuidarían a ella y a su futuro hijo. A pesar de ellos, la joven no colaboraba plenamente con su lucha contra la depresión, Con casi 1 mes de embarazo, tales emociones podían representar un riesgo para la vida de su bebé y la suya propia.

La futura madre, a pesar de contemplar del paisaje sombrío a su alrededor, llevó una de sus manos hacia su vientre para acariciarlo. Sus pensamientos la transportaron a la visión de una hermosa familia de 3 miembros, esos seres jugaban, reían, aprendían juntos. Sintió calidez en su corazón al imaginar esa escena, pero al recordar que su pareja ya no estaba a su lado para compartir esos momentos, se dio cuenta de que esa imagen solo existiría en su mente y en su corazón.

Un llanto desgarrador llenó la habitación, cargado de dolor y tristeza. Fernanda se inclinaba hacia adelante, lamentándose por la pérdida de su amado. Permaneció en esa posición por un tiempo, hasta que sintió un dolor agudo en su vientre, Al creer que había lastimado un poco su cuerpo al cargar todo su peso en esa posición intentó enderezarse. Para su sorpresa, el dolor se intensificó, convirtiéndose en una punzada insoportable en esa área. Sus gritos de dolor alarmaron a sus suegros, quienes corrieron a buscar a la curandera del lugar.

La suegra regresó rápidamente para cuidar de su nuera, quien no cesaba de gritar y retorcerse de dolor, mientras su compañero de vida partía en busca de la chamana. Cuando la puerta de madera se abrió, apareció una mujer de unos 40 años, vestida con telas color crema adornadas con símbolos antiguos. Tenía el cabello negro desaliñado y unos ojos oscuros y gélidos como la noche misma. La hechicera examinó a la castaña con la mirada y, con solo un vistazo, supo lo que estaba ocurriendo.

-Su cría está a punto de morir- Escupió sin emoción alguna.

-¿Qué?- Exclamo la suegra.

-Lo que oyeron, puedo observar que en el corazón de esta joven está acumulado de pena y dolor, esas emociones están erradicando con la pequeña criatura- Explico con simpleza y frialdad.

-Sálvela, por favor. ¡Te daremos lo que nos pidas!- Suplico alarmado y preocupado el hombre mayor.

La chamana miró de reojo al suegro antes de dirigir nuevamente su atención a al viuda. Avanzó con paso firme pero pausado hasta colocarse a un costado de la embarazada. Se inclinó para acercarse a un costado de la embarazada. Se inclinó para acercarse a su rostro y, con una voz baja, calmada y para Fernanda, algo escalofriante...

-Hay una forma de salvar a tu cría, humana-

-¡No importa las consecuencias! ¡Por favor, salva al bebé!- Rogó ahora la mayor. Su grito provocó que la maga la fulminara con la mirada, logrando que se callara la boca.

-La progenitora de esta criatura, es la que tiene derecho a decidir qué es lo "mejor" para sus frutos, si ella acepta las condiciones que le tengo, salvare la vida tanto del bebé como el de ella- Al musitar resaltando aquellas palabras, los presentes miraron horrorizados a la pelinegra por lo que acababa de confesar.

-Sí, la vida de la sr. López también corre peligro, así que considero que ella sea quien tome la decisión de esto-

Todos los ojos se dirigieron hacia la mujer al borde de la muerte, quien sentía que caería desmayada por el terrible dolor en su vientre, con el dolor recorriendo todo su cuerpo, sabía que si hubiera reunido toda su fuerza de voluntad para enfrentar esa agonía que la invadía, habría evitado este sufrimiento y, al mismo tiempo, no había puesto en peligro la vida del fruto del amor entre ella y su difundo amado. Con lágrimas en los ojos y entre labios temblorosos, una voz quebrada salió de ella en respuesta.

-Por favor... salva la vida de mi hijo-

La Hija de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora