Puebla, 1855
La habitación donde se encuentran Fernanda y la bruja está repleta de velas, la hechicera había solicitado a la pareja de adultos abandonar la estancia para poder trabajar adecuadamente.
-Dígame- Fernanda hablo con una voz nerviosa y aun quebradiza por el dolor que sentía, rompiendo aquel silencio incomodo que se generó en la habitación.
-¿Cuáles son esas condiciones que usted mencionó para salvar nuestras vidas?-
La mujer de cabello negro seguía de espaldas, concentrada en los preparativos para salvar esas dos vidas: la de la madre y la del hijo en su vientre. Soltó un suspiro por la nariz, cerró los ojos y relajó sus músculos. Se giró para encontrarse con la mirada de Fernanda y le habló con la misma voz con la que se había dirigido a ella desde el principio.
-Le pediré ayuda a Mictlantecuhtli-
Al escuchar ese nombre, Fernanda supo a qué deidad estaban a punto de invocar: el Dios del Mictlán, el Dios de la muerte, Mictlantecuhtli. Aunque quería negarse, ya que creía que él se había "llevado" a su esposo, o al menos eso prefería creer, que él lo había arrebatado de su lado.
-Nunca- Escupió con rabia.
-No permitiré que él me ayude, ¡El me arrebató todo lo que amaba!- Grito con dolor, ira.
Al escuchar esas palabras salir de la boca de la mujer frente a ella, la chamana no pudo contener una risa ronca.
-¿Te has escuchado mortal? Es el ciclo de la vida, ninguna deidad es culpable de las muerte de algún ser vivió, todo sucede por algo, tal vez el destino vio conveniente que tu cría creciera sin su padre- Respondió aún con un poco de gracia e ironía por el comentario que soltó la Sra. López.
-¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a mi familia? De todas las otras embarazadas de este pueblo, ¿Por qué la dicha fue en contra mía?- Hablo con dolor.
-Tal vez no eres tú, tal es tu cría quien es el protagonista de este momento que tu llamas sufrimiento, pero para el resto es conocido como vida-
-¿Qué?- La peli castaña al escuchar eso no comprendía a lo que se refería. Planeaba hablarle pero la interrumpió en el acto.
-Las consecuencias de este favor que le pediremos a Mictlantecuhtli dependerá solamente de él, yo solo soy un medio de comunicación y él el amo-
Ante esa revelación, Fernanda se encontraba aterrorizada. Había escuchado que el Dios era despiadado y aterrador, y que si le faltabas al respeto, podía quitarte la vida sin piedad. Temía lo que esa deidad pudiera requerir de ella. ¿Ser su esclava tal vez? ¿Le pediría vender su alma? Sin embargo, lo que más la atormentaba era el destino de su bebé. La chamana mencionó que ella la protagonista y no Fernanda, ¿Qué significaba eso? Dudaba que un feto fuera de utilidad para el temible señor del Mictlán... ¿O sí?
-Espero y te encuentres lista, empezare por invocar al Dios Mictlantecuhtli- Aviso con frialdad la pelinegra.
Al escuchar eso, Fernanda percibió el sonido de objetos siendo movidos en una mesa en el centro de la habitación. La bruja encendió el incienso y comenzó a recitar palabras en un idioma antiguo que la castaña no lograba recordar. La anciana se levantó lentamente con un cuchillo de una piedra similar a la obsidiana en lugar de hierro, y se acercó poco a poco a la embarazada. Esta la miró horrorizada y se quedó petrificada al ver que, mientras seguía recitando en susurros, la bruja tomó su mano izquierda, colocó una copa de oro con rubíes incrustados y alzó el cuchillo, preparada para realizar un corte en la palma de la mano de Fernanda. Alarmada, la joven interrumpió a la mujer de cabellos negros con una exclamación.
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La Hija de la Muerte
EspiritualLa historia se entorna a Citlalli Tonatiuh, una niña que crece abandonada por su madre debido al miedo que le tenía. A lo largo de su vida en el orfanato, Citlalli se siente sola y desamparada, sin saber que su padre, Mictlantecuhtli, la cuida es se...