09. If You

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Los días pasaron tan rápido para Chiara que sin darse cuenta, habían pasado un par de meses desde su regreso y ya se encontraba encaminando por fin su vida. Había comenzado a estudiar canto y música en una institución, y eso la mantenía ocupada y feliz. Seguía viviendo con Martin, quien convenció a su jefe Álex para contratar a Chiara como parte del personal de la cafetería, que ahora no solo funcionaba como tal sino que las noches de sábado funcionaba como bar. Álex había convencido a su padre para poner una barra para servir alcohol y ambientar el lugar de tal forma que los sábados por la noche quedaba apto para escuchar buena música y tomar unas cervezas hasta tarde con amigos. El lugar había alcanzado su popularidad, por lo que necesidad de personal no faltaba. Chiara sin dudar aceptó trabajar allí, ya que como era de esperarse, el dinero del servicio no iba a durar para siempre y tenía que costear los gastos de sus estudios.

Por otra parte, Martin había pasado las últimas semanas en la casa de Mahón de Ruslana, ya que desde que ambos se reencontraron, poco tiempo podían pasar lejos uno del otro. Cuando regresó dijo que había sido una visita llena de recuerdos de su infancia, de su ciudad y que se sentía muy animado. A Chiara le alegraba ver así a su amigo.

Ruslana llamaba a Chiara prácticamente todos los días y en una de las últimas llamadas le contó a su amiga que había logrado convencer a sus padres para ir a vivir a casa de sus tíos en Ciudadela. Chiara se sintió aliviada de que su amiga viviera cerca para poder verla con más frecuencia, siempre la necesitaba a ella y a Martin cuando se sentía mal, pero muchas veces Ruslana sabía comprenderla mejor porque vivió con ella todo ese proceso hasta el día en que por fin Chiara dijo: Sí, es Violeta. Ella ocupa mi mente.

Su situación con Violeta no mejoraba para nada. Chiara intentó aprovechar que Violeta estaba en una relación con Lucas para alejarse un poco, intentar no reunirse con ella todos los días con la excusa de dejarle espacio con su novio o directamente no hablarle todo el tiempo como solían hacer siempre. Pero simplemente Violeta no había cambiado en nada con ella y menos aún después de saber que Chiara tenía recuerdos del servicio que la atormentaban, cosa que hacía que Violeta le prestara más atención aún. Muchas veces se quedaban hablando por teléfono hasta la madrugada, cuando Chiara tenía miedo de cerrar los ojos para dormir y que imágenes desagradables aparecieran en su cabeza o que sencillamente un sueño le hiciera creer que todavía vivía en su cuartel. Cuántas veces había soñado que Naiara la llamaba por teléfono para decirle que estaba bien y que la perdonaba por ser castigada por su culpa el día del accidente. Ese maldito castigo que le provocó ser hospitalizada y que nunca regresara al servicio. Pero eran solo sueños, tanto ella como Ruslana perdieron por completo el contacto con ella y nunca supieron si de verdad su había recuperado del todo.

Chiara se había amigado con la idea de que ahora ya no se iba a sentir como antes con respecto a Violeta. Un abrazo, una sonrisa, una palabra, el olor de su ropa, lo que sea, ya no era simplemente un gesto de su amiga, ahora significaba una catarata de emociones que la hacían creer que definitivamente ya nada iba a ser igual, ya no era solo una amiga y no había manera de volver atrás con eso. Sabía que debía resistir, porque prefería mil veces encarcelar sus pensamientos antes que ver a Violeta alejarse de ella.  Muchas veces pensó que así como ella misma no había notado sus sentimientos por Violeta hasta el día que la tuvo lejos y la necesitó más que a nadie, tal vez a Violeta podía pasarle lo mismo. Luego la veía tomada de la mano de Lucas y desistía por completo de alimentar esa pequeña esperanza.

A veces Chiara le hablaba a Violeta sobre sus compañeros de instituto, exagerando situaciones y momentos que había tenido con ellos, hasta el punto de mentir diciendo que había invitado a salir a uno de ellos y que el chico había salido corriendo sin responder. Violeta solo se reía y seguía sin darle ni la menor importancia que Chiara esperaba que le diera a lo que le relataba. Esas pequeñas pistas hacían que confirmara que debía rendirse. Pero siempre estando a punto de resignarse por completo y sepultar sus sentimientos, Violeta inocentemente revivía cada una de las malditas emociones que Chiara pretendía dejar de sentir con alguna frase insignificante.  

PISTA 07 (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora