PISTA 07 (KIVI)

12. How Am I Supposed To Live Without You

¿Qué ha querido decir con "nos arrepentiremos mañana"? 
                  
¿Por qué no la he besado yo y punto? 

¿Por qué Violeta no quiere explicarme nada? 
                   
Demonios... ¿Desde cuándo a ella también le pasan cosas conmigo? 
                   
Un segundo... ¿Le pasan cosas conmigo? 
                  
Chiara caminaba de vuelta al apartamento de Martin y mil preguntas atacaban su atormentada mente. No se recuperaba de esa sensación de tener a Violeta tan cerca de ella, moría de frío caminando por las calles de Menorca a las 2 de la mañana, un cosquilleo en su nuca le hacía saber lo difícil que era resistirse cuando los sentimientos crecen cada día más y más. Una sonrisa incrédula se dibujó en su cara recordando cómo la había tomado de la mano, la sensación que sintió cuando la tuvo tan cerca, su olor, su respiración cerca y la sensación de vacío cuando se alejó.  
                   
Esa maldita puerta que Violeta cerró dos veces en la cara de Chiara parecía ser un mensaje claro: a su amiga aparentemente le pasaban cosas, pero como era de esperarse no iba a ser sencillo. Violeta no iba a admitir tan fácilmente que sentía cosas por Chiara mas allá de la amistad. Mucho menos cambiar de pronto una relación de años por una de ¿pareja?, era hasta difícil imaginarlo. Pero a Chiara sus pensamientos le provocaban una sensación vertiginosa de solo imaginar que existía una posibilidad de poder despertar y ver a Violeta sonreír a su lado, con su rostro dormido pero feliz, preparar el desayuno, ver series, tomarla de la mano, acariciar su pelo acostadas en el sillón, viajar, besar, abrazar... ¿Qué se sentiría si ellas fuesen más que solo amigas?  
                  
Se detuvo en una esquina desierta y miró hacia atrás, quería volver, subir por el ascensor hasta ese maldito pasillo y enfrentar a Violeta con toda la verdad. Abrazarla hasta que no pudiese rechazarla y decirle que aunque fuese extraño, que aunque cambiaran todas las reglas del juego, estaba dispuesta a probar mil maneras de estar con ella hasta que una de ellas funcionara. Y si ninguna podía hacerlo, probaría mil formas de volver el tiempo atrás y ser simplemente esas dos amigas que compartían los auriculares en los recreos  ocho años atrás. Chiara no quería tener miedo, no quería ser de esas personas que dejaban ir a la persona que más amaban por estar paralizadas.
                  
Lucas, recordó. Se giró y continuó su camino con un suspiro amargo, casi arrastrando los pies sobre las calles desiertas del Menorca. Cuando llegó al piso, se encontró con Martin dormido en el sofá mientras el televisor ya no transmitía más programación. Se sentó en sus piernas y cambió de canal, buscando algo para ver. Sabía que por más que intentara, esa noche tal vez no podría dormir pensando una y otra vez en cómo Violeta y ella esa noche habían cruzado la línea, ese límite que separa a dos simples amigas de dos personas que se quieren mucho más de lo que dicen.  
                                                          
-¿Cómo te ha ido? – dijo Martin de repente, bostezando y mirándola con un solo ojo – ¿Y esa sonrisa tonta que traes? 

-¿Eh? – Chiara no se dio cuenta de la expresión que acarreaba hasta que vio a Martin mirándola extrañado.  

-Espera... - Martin se incorporó de un salto. Sus ojos redondos como platos le causaron una risa tonta a Chiara. 

-No ha pasado nada con ella... – se apresuró a responder Chiara, viendo la expresión de su amigo y adivinando sus pensamientos.  

-Os habéis confesado o algo porque si no, no tendrías esa expresión tonta en la cara– afirmó, esperando la confirmación de su amiga. 

-No exactamente – le respondió, y Chiara se dio cuenta de que todo había sido tan absurdo que ni a eso habían llegado– Solo nos hemos cogido de la mano y... casi me besa – dijo finalmente mientras intentaba reflexionar sobre lo que decía. Chiara no quería mirar a Martin, porque sabía que si lo hacía volvería a sonreír como una idiota.