Violeta y Chiara no habían vuelto a verse después de lo que sucedió aquella noche en el pasillo del edificio de la mayor. Ya habían pasado unos días y ellas simplemente no se reunían, ni hablaban, ni se mensajeaban. Todo era silencio entre ellas.
Chiara estaba muy insegura, sabía que su amiga probablemente sentía algo, tal vez solo confusión, pero algún sentimiento existía. Para ella, Violeta quería mucho a Lucas y no quería hacerle daño, pero a su vez conocía bien cómo era Violeta. Ella siempre era muy sincera con los hombres con los que había estado, por lo que le parecía extraño que no aclarara su situación con Lucas si el caso era que no estaba enamorada de él. Entonces para Chiara la duda estaba allí. Y no se animaba a enfrentarla para preguntarle si estaba enamorada realmente de su novio. A Chiara el silencio de su amiga la mataba, la incertidumbre la mantenía ansiosa la mayor parte del día y deseaba saber si Violeta pensaba en ella. ¿Acaso ni siquiera la echaba de menos?
Martin y Ruslana intentaban mantenerla ocupada para que no pensara tanto, temían que volvería a sentirse mal y comenzara a encerrarse en su cuarto sola y dejara de hablar con todos, como lo hizo cuando volvió del ejército. Parecía que Chiara se tomaba las cosas con más madurez, pero no era justo que Violeta siendo su amiga la ignorara como si se tratara de una extraña o de alguien que conocía de hace poco...
Chiara trabajó muy poco animada ese viernes frío y lluvioso. Hasta Álex notó que se sentía mal, por lo que no la hizo cantar en esa oportunidad, le pidió que se sentara un rato y tomara un respiro mientras él la cubría porque ya era el segundo vaso que Chiara rompía sin querer.
-Perdóname, Álex, es que... - comenzó a disculparse Chiara un poco avergonzada, pero Álex la interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios.
-No digas nada, mal de amores... Lo entiendo perfectamente – le dijo amablemente – Ve a sentarte con Denna un rato y luego sigues trabajando.
-Gracias – dijo Chiara, y se fue a sentar con la amiga de su jefe. Era una chica algo extraña, siempre sentada bebiendo algo sin mirar ni hablar con nadie más que con Álex, y siempre vestida con una gorra oscura que usaba para no mostrar mucho su rostro.
Chiara se sentó a su lado y apoyó su cabeza en la barra, resignada. Definitivamente se sentía terrible y a medida que pasaban los días se sentía peor.
-¿Qué te pasa? – le preguntó Denna.
-Echo de menos a una amiga... - le respondió Chiara. No mentía, la echaba de menos. Echaba de menos estar con ella, pasar el tiempo, lo que sea que hacían desde que tenía 12 malditos años.
-¿Se ha ido de viaje? – preguntó Denna pasándole una cerveza que Álex acababa de dejar sobre la barra.
-No, sólo estamos distanciadas – dijo con tristeza, y en su mente Violeta parecía alejarse cada vez más y más de ella.
-Uf, pues sentirse lejos de la persona que quieres es difícil, amiga... - dijo Denna mientras palmeaba la espalda de Chiara. La menor suspiró pensando que más que difícil, era casi imposible. Nunca Chiara se había sentido tan mal, ni siquiera cuando estaba en el ejército. Se sentía muy sola sin Violeta, definitivamente no había vuelta atrás, Chiara estaba enamorada. A ella podían pasarle las peores cosas del mundo, pero si sabía que Violeta estaba para ella, el mal momento era menos espantoso.-Todas las cosas son más fáciles para mí si ella está cerca... Ahora estamos así y yo no logro ni siquiera trabajar sin sentirme mal – Chiara suspiró. Agarró la cerveza y la bebió, no quería emborracharse porque sabía que se sentiría peor. Solo necesitaba relajar su mente para seguir trabajando la última hora de su turno.
-Habla con ella, si sois amigas vais a terminar reconciliandoos... - Chiara le sonrió a Denna para agradecerle el consejo, pero no le servía de mucho. Violeta y ella ya no eran sólo amigas como en el pasado, los límites de su amistad se tornaron borrosos desde mucho antes de que Chiara tuviese consciencia de ello.

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PISTA 07 (KIVI)
FanfictionLa vida es como escuchar una canción, de repente el sonido puede cambiar bruscamente y tú, sencillamente, no puedes ignorar este cambio, porque podría ser el sonido mas hermoso que escuches en tu vida. Chiara Oliver, de 21 años, regresa a su hogar t...