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Nico di Angelo Pov.
Detuve el auto en medio de la carretera rodeada por bosques.
El día era soleado y brillante, casi asfixiante. Hacia un calor terrible y eso realmente me ponía de malas.
Normalmente, él no saldría en un día así, pero haría una excepción.
El pelinegro se puso los lentes de sol negros, dio la vuelta al auto y saco el ramo de Peonias de la parte trasera del auto. Luego se sentó en el capot del auto a esperarla. Miro su reloj, y confirmo que había llegado un par de minutos antes de la hora acordada.
A la distancia empezó a escuchar un fuerte aleteo. Nico estaba emocionado por ver a su querida novia, pero hizo una mueca de disgusto al pensar que vería al insufrible de su suegro. Solo imagínate una parvada de palomas acercándose a ti a gran velocidad y sabrás exactamente como suena.
Nico se puso de pie cuando Eros hizo un aterrizaje perfecto frente a él con Juliet en sus brazos. Eran padre e hija y aun así, sentía un pinchazo de celos por qué se la había llevado por casi 2 semanas completas. Juliet le dijo que Eros queria pasas tiempo de calidad juntos y estrechar lazos.
— ¡Si viniste! ¡Ja! — Grito Juliet.
— Grrr…— Eros puso los ojos en blanco e hizo una mueca.
Los ojos violetas de Juliet se llenaron de brillo al verme y una gran sonrisa se extendió en su rostro. Salto de los brazos de su padre y corrió a mí para abrazarme con fuerza. Enganche mi mano en su nuca y la atraje hacia mí para tomar sus labios con cariño.
Cuando nos separamos, Juliet me miro revoloteando sus pestañas y me hizo ojitos de amor. Tan solo por eso la besé de nuevo. Le entrego el ramo de flores y ella da saltitos de alegría.
— ¿Por qué no vendría?— Pregunto confundido y paso los lentes hacia mi cabeza, arrastrando mi cabello.
Juliet miro a su padre y este se cruzó de brazos luciendo amargado.
— No es nada.— Dice alegré y volvió a mirarme.— Estoy feliz de verte.
— ¿Nos vamos?— Le cuestionó.
Julie asiente con la cabeza y me hace un gesto con la mano para que espere, corre hacia su padre y le da un beso en la mejilla en forma de despedida.
— Si le rompes el corazón a mi hija, yo te romperé los huesos — Advierte el dios del amor y él deseó, luciendo bastante intimidante para un tipo con la reputación de ir en pañal.— Niño de inframundo — Murmura furioso.
— No te preocupes, suegro. Voy a cuidar bien de tu hija.— Digo en tono burlón, Eros hace una mueca de asco y aprieta tanto los dientes que parece que le van a estallar. Parece que está molestó.— Todo depende de que Juliet siga amándome, yo no lo dejaré.