Noche

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Noa se llevó las manos a la boca en un chillido de sorpresa. Hermes la miraba con aquellos ojos cargados de miedo e ilusión a la vez de los que Noa se había enamorado. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Noa. "Claro" respondió. Los ojos de su prometido brillaron de felicidad "¿Ahora puedo levantarme? Voy a llenar de tierra mi pantalón nuevo." Noa se rió como nunca lo había hecho. Una risa dulce y sincera. Hermes se levantó y le colocó el anillo en el dedo. "Mira, te queda como el anillo al dedo¿Qué casualidad, verdad?" Noa no respondió. Solo agarró a Hermes del cuello de la camisa y lo besó. Los dos anillos brillaban a la luz de la luna y resplandecían como estrellas.  Noa estaba segura que desde algún lugar del Inframundo, el padre de Daniel chillaba y se retorcía de pura envidia ante lo bien parado que había salido Hermes después de matarlo. Por no imaginarse lo que estaría pensando Daniel desde su cárcel. Desde luego,  Noa se había vuelto un poco mala con su trabajo.


Con Hermes de la mano, volvieron a volar por todo el Olimpo hasta su casa. El Olimpo era incluso más bonito de noche que de día. El color de los dioses era el dorado. El color del icor, de la sangre de los dioses. Todas las casas parecían haber sido pintadas con oro y brillaban como si cada una tuviese su propio sol. En el Olimpo no había ni una farola. Por el día, Apolo y Helios se encargaban de iluminar el cielo, y por la noche Artemisa y las diosas de la noche estaban alerta, en su territorio. Eran las dueñas de la Lu .Esa había sido una cosa que había sorprendido a Noa del reino de los dioses. Allí, de noche el cielo siempre estaba despejado, la luna siempre se veía. Por eso si anillo fue lo primero que captó la mirada de todos los seres nocturnos del Olimpo. No siquiera la rapidez inmortal de Hermes fue capaz de esconder el resplandor del objeto de su dedo. Y al día siguiente, todo el reino estaba informado.

Y nadie más feliz que Hera. Últimamente siempre tenía que ofrecer hijas para que se casasen , y estaba aburrida. Puede que le hubiera dado un empujoncito a Noa y a Hermes, pero por fin iba a ver una buena boda en su reino. Estaba deseando hablar con Noa.


Corazones rojos como el pepperoni (Hermes x tú)(Pgp2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora