Golpe de Estado

1K 127 9
                                    

Luego de aquel momento lleno de tensión, pasaron algunas semanas. Cada noche, Jungkook llegaba a mis aposentos sin hablar, me usaba y me exigía un heredero, sin reconocer a Jin. Él quería a alguien idéntico a él. Yoongi no había aparecido, pero la carta ya no estaba, y eso lo enloquecía. No le gustaba sentir que perdía el control.

Cada vez que Jungkook entraba en la habitación, el aire se volvía pesado y opresivo. Sus ojos, llenos de una mezcla de furia y desesperación, me observaban con una intensidad que me hacía temblar. No había palabras de cariño, solo órdenes y demandas. Me sentía como un prisionero en mi propio aposento, atrapado en una rutina de miedo y sumisión.

Las noches eran largas y dolorosas, y cada amanecer traía consigo una nueva ola de ansiedad. Sabía que Jungkook estaba perdiendo la paciencia, y su frustración crecía con cada día que pasaba sin noticias de Yoongi. La desaparición de la carta era un recordatorio constante de su falta de control, y eso lo volvía aún más impredecible y peligroso.

—¿Aún no estás encinta, Jimin? —pregunté al entrar a los aposentos y ver a Jimin parado, mirando por la ventana.

—Bajé mi rostro con tristeza y le respondí: No, aún no estoy encinta.

—No sirves para nada, Jimin. Lo único que te pedí eran herederos y no eres capaz de cumplir con algo tan sencillo, dijo Jungkook con desprecio. Su voz era fría y cortante, y sus palabras me atravesaron como cuchillos. Sentí una mezcla de impotencia y desesperación, sabiendo que cualquier intento de defenderme sería inútil. Jungkook se acercó un paso más, su mirada llena de desdén, y añadió: "Si no puedes darme lo que necesito, entonces no tienes ningún valor para mí".

"Jungkook, yo en serio lo lamento..."

—Lo lamento, lo siento y perdón son las palabras que más tienes para decirme. Estoy harto de ti y de que seas tan inútil. No te acercas ni un poco a mi perfección —respondió Jungkook con desprecio.

Iba a responder cuando se escuchó el crujir del piso de madera, revelando a una persona con una túnica negra y el rostro cubierto entrando a los aposentos. Sin perder tiempo, disparó una flecha hacia Jungkook. Él no tuvo ni tiempo de reaccionar, la flecha atravesó su hombro. Jungkook me puso detrás de él, sacó la flecha sin quejarse y preguntó: "¿Quién eres?"

Esa persona no respondió, y mi instinto fue correr a ver que Jin estuviese bien. El miedo y la adrenalina me impulsaron mientras buscaba a mi hijo, asegurándome de que estaba a salvo. Jin estaba en su cuna, dormido y ajeno al caos que se desarrollaba a su alrededor. Lo tomé en mis brazos, sintiendo un alivio momentáneo al saber que estaba bien.

Mientras tanto, Jungkook se mantenía firme, con su mirada fija en el intruso. La sangre goteaba de su herida, pero no mostraba signos de debilidad. "Te lo preguntaré una vez más, ¿quién eres?" Su voz era un gruñido bajo, lleno de amenaza.

El intruso permaneció en silencio, pero su postura indicaba que estaba listo para atacar de nuevo. La tensión en la habitación era palpable, y cada segundo que pasaba aumentaba la sensación de peligro. El miedo me paralizaba, pero trataba de mantenerme fuerte por mi pequeño.

Me quité la máscara que ocultaba mi rostro.

—Así que eres tú —dije, divertido, mientras reía y caminaba lentamente.

—No sé de qué te ríes, si acabaré contigo aquí y ahora.

—¿Sí? ¿Qué te hace estar seguro de eso? Si yo fuera tú, estaría corriendo, porque no te tendré piedad.

—¿Tú conoces esa palabra? Me cansé de vivir escondido a causa tuya y de tu padre, y así sea lo último que haga, acabaré contigo. Jimin, vete de aquí con tu hijo.

La Bestia y el DoncelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora