Superada la primera semana tras su regreso, el ambiente siguió sintiéndose extraño e inapropiado. Freddy e Isidoro apenas intercambiaban palabras, y cuando lo hacían, eran en su mayoría instrucciones necesarias, y estrictamente profesionales.La distancia que se había instaurado entre ellos se sentía como un abismo insuperable. Ambos evitaban estar a solas, y aunque sus caminos se cruzaban en la comisaría, siempre encontraban una excusa para no quedarse cerca. El oficial notaba perfectamente la molestia del otro al tener que compartir el mismo espacio con él.
Así es como Freddy alternaba entre evitarlo e ignorarlo, y cuanto menos atención le prestaba, la situación más enfurecía a Isidoro ¿Qué le costaba mirarlo cuando le hablaba? Antes no parecía tener problemas en ello.
Freddy solía ser una presencia constante en su vida, sus ojos siempre sobre él, cuidándolo, su interés evidente. La atención que el comisario solía entregarle se sentía embriagadora, adictiva. Después de meditarlo, Isidoro llegó a la conclusión de que le gustaba la forma en la que el mayor lo miraba, la forma en que sus ojos marrones se suavizaban solo para él, y cómo parecía buscar siempre complacerlo. Se encontró extrañando esa mirada. La especial consideración que el comisario le tenía lo hacía sentir importante, especial.
La sensación de ser alguien importante para una persona tan poderosa y admirada, tanto en la policía como en la ciudad, era... Halagadora. Bastante halagadora, para ser exactos. Había algo en saber que Freddy, con toda su dureza y autoridad, sentía algo especial por él. Esa certeza lo había hecho sentir de una manera que nunca había experimentado antes.
Pero al parecer, fue algo momentáneo. Cuando se volvió demasiado complicado, inaccesible y difícil de tratar, lo que el mayor decía sentir por él desapareció. El menor no podía evitar pensar en cómo todo sentimiento parecía haberse esfumado tan rápidamente. Tal vez solo había sido un encaprichamiento. O quizás lo idealizó tanto que, al enfrentarse a la realidad, se dio cuenta de que sus sentimientos no eran tan profundos como pensaba, que no valía la pena el esfuerzo. Y es que a pesar de haberlo escuchado directamente desde Freddy, Isidoro no se creía merecedor de estar en el extremo receptor de algo así. Su inseguridad era su peor enemigo.
La frialdad con la que lo trataba, la indiferencia en sus ojos, era un golpe constante a su orgullo. Freddy había sido una figura de fuerza y contención en su vida, alguien en quien confiaba implícitamente. Verlo actuar como si él no significara nada más que un simple subordinado era devastador.
Esta nueva realidad no solo afectaba su desempeño en el trabajo, sino que también creaba una tensión incómoda en cada rincón de comisaría. Era como un gas invisible, llenando cada espacio y haciendo que incluso el aire se sintiera pesado. Cada interacción parecía cargada de un resentimiento que ambos luchaban por ocultar, pero terminaba por filtrarse entre líneas.
De ahí que, esta situación no pasó desapercibida en la malla, quienes notaban el cambio entre miradas furtivas y silencios cargados. Las teorías comenzaron a surgir, alimentadas por la notoria separación entre los dos policías. Isidoro y Freddy, que solían patrullar juntos, ahora lo hacían con otras personas, tratándose como extraños, lo que solo incrementaba la curiosidad de los demás.
El mal humor de Freddy empeoraba con cada día que pasaba. Cada vez que veía a Isidoro interactuar o reír con algún compañero, un impulso irracional de despedir agentes se apoderaba de él. Su inseguridad ya no solo se limitaba a las mujeres; con Isidoro descubriendo su sexualidad, cualquiera podía ser un potencial candidato.
Sentía una necesidad ardiente de golpear a alguien, pero sin un objetivo concreto, descargaba su frustración en sus subordinados. Había estado siendo más duro que nunca, casi reduciendo a los alumnos a llanto. Se sentía como una mierda y lo pagaba con todos a su alrededor. Se había convertido en el jefe cabrón.
ESTÁS LEYENDO
Líneas Cruzadas - Fredoro
FanficIsidoro Navarro, un joven oficial de policía insubordinado y difícil de tratar, oculta algo detrás de una fachada de conquistas femeninas. Freddy Trucazo, su comisario, es un hombre serio y dedicado que enfrenta un matrimonio en ruinas y una vida pe...