Semanas habían pasado rápidamente desde que comenzó el otoño. Las hojas secas caían, cubriendo la entrada de la comisaría con una alfombra colorida. Isidoro, con el frío aire fresco vespertino, entró al estacionamiento con la intención de romper un poco la monotonía que parecía instalarse por las mañanas. A lo lejos, vio a su objetivo.—¡Fea!—Gritó Isidoro con ambas manos alrededor de su boca, para llamar su atención de su amiga.
Ysabeau se giró para ver al oficial trotando tras ella—¿Me hablas a mi?—Contestó cruzándose de brazos, haciendo gala de su teatral indignación. Le entretenía más de lo que le gustaba admitir la dinámica que manejaban.
Isidoro, con su característico encanto, rodeó sus hombros con un brazo y continuó con el juego—¡Pues claro! Mi fea favorita ¿Para cuándo patrullamos juntos? A ver si te enseño alguno de los truquitos que he aprendido—Soltó con coquetería mientras comenzaban a caminar juntos.
—Bueno, cuando te separes de tu maridito quizás—Respondió ella con tonito burlón, separándose, disfrutando de la expresión de desconcierto de su amigo.
La mención de "maridito" tomó por sorpresa a Isidoro, quien no pudo evitar mostrar su confusión ante el comentario—¿¡De mi qué!?—Replicó Isidoro, sin entender del todo el giro de la conversación.
Disfrutando del desconcierto de su amigo, continuó con la farsa—De tu marido. Tu periodo de prueba pasó hace unos días y siguen patrullando juntos. Yo los veo casados en mi mente.
—¿Tengo pinta de que me gustan los hombres acaso?—Preguntó intentando sonar seguro, pero escondiendo un deje de inseguridad ¿Será que la tenía?
Ysabeau, sin dejar pasar la oportunidad de seguir alimentando la broma, respondió con una insinuación traviesa—Bueno... Pero si mira, te estás sonrojando y todo—Retomó con una molesta voz chillona, acercándose con intensión de pellizcarle las rosadas mejillas.
Isidoro la agarró de las muñecas, intentando quitarsela de encima, forcejeando entre risas.
—Isidoro—Escuchó la voz de Freddy llamarlo a sus espaldas, con tono que indicaba que la diversión había llegado a su fin.
El oficial paró de sopetón lo que estaba haciendo, separándose unos centímetros de su compañera y levantando ambas manos en un gesto inocente—Juro que no estaba coqueteando con nadie.
Ysabeau levantó sus cejas con asombro, aguantandose una risotada por respeto a su jefe.
—Está bien ¿Nos vamos? Están saltando bastantes alertas—Dijo Freddy. Asintió a modo de saludo hacia la chica y moviéndose en busca de un patrulla.
Isidoro comenzó a caminar tras él y se giró a buscar la mirada de su amiga, quién le hizo un gesto de burla señalándose el dedo anular, simulando la presencia de anillo de compromiso. Isidoro respondió sonriendo con gracia y enseñándole el dedo de en medio antes de subirse al patrulla junto a su superior y ponerse en marcha.
Desde aquel día de la discusión, ambos habían hecho un esfuerzo consciente por mantener la rutina diaria, ignorando deliberadamente el incidente que ambos preferían olvidar. Ninguno quería desenterrar cosas del pasado, ni dar el paso a algo que pudiera resultar demasiado personal.
════════════════════════════════════
Horas más tarde, regresaron a la comisaría después de un día de patrullaje tranquilo y sin mayores incidentes. El sol se filtraba a través de las persianas del edificio, pintando patrones dorados en el suelo mientras el dúo terminaba de revisar algunos informes en la oficina del comisario. Desde hacía semanas, la dinámica entre él y Freddy había cambiado sutilmente. No era algo que se pudiera señalar con el dedo, pero había un aire tenso en el ambiente, como si hubiera algo no resuelto entre ellos.
—¿Ya te he dicho cuánto odio hacer informes?—Mencionó Isidoro, por al menos tercera vez en la tarde.
Freddy volvió su vista hacia él, observándolo con curiosidad.
—Esta es mierda para que coman los alumnos—Volvió a añadir el oficial, arrugando la nariz con desagrado mientras hojeaba un expediente.
Freddy, que estaba de pie frente a una pizarra con anotaciones sobre un caso reciente, le lanzó una mirada de complicidad. En algún otro momento hubiera corregido su acotación. A día de hoy, le parecía de lo más ingenioso—¿Quieres que te ayude con algo?
Isidoro sonrió, agradecido—Podrías hacer desaparecer todos estos informes y llevarme a tomar un café, eso ayudaría mucho—Mencionó mirándolo, ladeando su cabeza como un cachorro.
Freddy rió, se acercó y apoyó sus palmas sobre el escritorio, mirándolo desde arriba ¿Isidoro siquiera era conciente de que estaba coqueteando con él? Era un tanto desconcertante para el mayor—Desearía poder hacerlo, pero creo que eso está fuera de mis facultades como comisario
—Mereces un ascenso si encuentras la forma. Superintendente te sentaría muy bien—bromeó Isidoro.
El sonido de la radio con la malla organizando un tac para una joyería los distrajo de su intercambio de palabras. Isidoro le lanzó una mirada suplicante a su superior, ansioso por la adrenalina que solo una situación así podía proporcionar.
—Está bien, vamos—Accedió Freddy con un suspiro de derrota.
Isidoro, soltando un sonidito de felicidad, se dispuso a guardar rápidamente los papeles dispersos sobre el escritorio.
════════════════════════════════════
Ya de noche, las luces de la ciudad tiltilaban a lo lejos mientras el patrulla avanzaba por las calles concurridas. Después de la angustiante operativo que se extendió más de lo previsto dejando a varios agentes heridos, ambos policías iban agotados de camino a comisaría para realizar su respectivo 10-10.
Freddy, retomando la conversación que mantuvieron hace unas horas habló—Puede que no esté dentro de mis límites llevarte a tomar un café, pero... ¿Qué te parece si vamos por una copa?—Propuso, con un brillo de anhelo en sus ojos.
Isidoro se quedó momentáneamente sin palabras, sorprendido por la oferta inesperada—No era en serio lo de antes, no tienes que invitarme a ningún lado si no quieres...
Freddy no contestó, pero todo su lenguaje corporal era un claro "sí quiero".
¿Por qué está conversación se sentía tan íntima? Si era una invitación que perfectamente podría haberla hecho Gustabo, Filadelfo u otro de sus amigos. Isidoro, auroconvenciendose de la normalidad de la situación, decidió acceder—Está bien, vamos.
¿Hermanas se viene? Pues no, saludos.

ESTÁS LEYENDO
Líneas Cruzadas - Fredoro
Fiksi PenggemarIsidoro Navarro, un joven oficial de policía insubordinado y difícil de tratar, oculta algo detrás de una fachada de conquistas femeninas. Freddy Trucazo, su comisario, es un hombre serio y dedicado que enfrenta un matrimonio en ruinas y una vida pe...