Leyes de Murphy [Héctor Fort] (PAUSADA)

Capítulo I: Un alma libre.

• 11 de octubre de 2023 •

X: Feliz cumpleaños mi amor —llega con un lindo pastel y su hermosa sonrisa—. Eres lo más hermoso de mi vida mi pequeña luz, te amo con toda mi alma —besa mi frente, apretándome en su pecho—.

Aurora: También te amo mami, tú y papi son lo más importante en mi vida —digo con una enorme sonrisa, mientras los tres nos uníamos en un fuerte abrazo—.

X: Eres nuestra pequeña niña preciosa, la luz de nuestro amanecer —dice mi padre, mientras me sentaba en su regazo—.

Como en cada cumpleaños, mis padres hacían del día, el mejor de la historia.

Pero de un momento a otro, todo se tornó oscuro y tenebroso, digno de una película de terror, y pude escuchar exclamar a mi madre con total terror, mientras unos hombres la tomaban a la fuerza:

X: ¡Aurora, CORRE!

Mi corazón latía rápidamente y de mis ojos salían incontables lágrimas mientras gritaba con todas mi fuerzas por ayuda, al ver a mi padre tirado en el suelo cubierto de sagre y mi madre siendo arrastrada por el cabello a manos de unos hombres.

Aurora: ¡MAMÁ! ¡AYUDA! —gritaba entre llanto, pero nadie me escuchaba—.

X: ¡Aurora, ayúdame! ¡AURORA!

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Aurora: ¡Mamá! —grité entre un fuerte llanto, despertándome de la pesadilla que me venía atormentando mis últimos años de vida—.

Leonor: ¡Aury! —llegó rápidamente a mi habitación, para luego acercarse a mí y apretarme contra su pecho—. Tranquila, solo fue un pesadilla —trató de calmarme, acariciando mi cabello—.

Aurora: Mamá, papá —murmuré con la voz rota, mientras me refugiaba en sus brazos—.

Leonor: Respira Aury, solo fue un sueño, todo está bien —me acunó más en su pecho—

Aurora: No pude hacer nada por ellos —me lamento con dolor, agudizando mi llanto—.

Leonor: Eras solo una pequeña niña indefensa. Solo trata de dormir cariño, no pienses en eso. —murmuró con suavidad—.

• Al amanecer •

Los rayos de sol que se colaban por la fina tela de las cortinas de mis ventanas, hicieron que me despertara de mi pesado sueño.

Como siempre, luego de las constantes pesadillas, mi prima Leonor venía a cuidar de mí y no se iba a su habitación hasta no dejarme dormida.

Me estrujé la cara con cansancio y luego me levanté para dirigirme al baño y prepararme para el día.

Mientras sentía el agua caliente caer suavemente por mi cuerpo, no paraba de pensar en la pesadilla de la noche anterior, que era la misma pesadilla que venía teniendo desde aquel desgarrador día en que mis padres fueron asesinados en nuestra casa, y yo no pude hacer absolutamente nada para salvarlos.

Aunque había recibido ayuda psicológica por mucho tiempo, nada de lo que llegaba a hacer me pudo quitar las pesadillas y las diferentes cosas que desarrollé desde aquel evento traumático de mi vida.

Luego de darme una ducha un poco larga, me vestí y peiné para después salir a desayunar con las personas que se habían convertido en mi única familia luego de haber quedado huérfana.

Aurora: Buenos días —digo con amabilidad, al llegar a la mesa y ver a todos sentados—.

Todos respondieron a mi saludo con educación y elegancia, como cada cosa que se hacía en este enorme palacio.