Capítulo XII: Lugar especial.

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Aurora: La cara de Junior fue épica,  jamás lo olvidaré —digo en medio de una risa—.

Héctor: La verdad que fue muy gracioso —rió leve, mientras aprovechaba la situación para pasar un brazo por encima de mis hombros—.

Salir del hotel para llegar al yate fue toda una travesía. Junior fue a por nosotros a la habitación y le reclamó a Héctor por lo que le pidió, pero al final nos ayudó. Alquiló un yate, pagó la comida para Héctor y para mí, y se encargó de que nadie nos viera, en especial a mí. Estaba bastante molesto, pero aún así no se negó e hizo todo lo que Héctor le dijo.

Aurora: Madre mía, es que no lo supero —negué con la cabeza, mientras trataba de regular la risa—. Junior es un buen chico, me agrada —sonreí de lado, dirigiendo mi mirada a Héctor—.

Héctor: Es un buen chaval —afirmó con la cabeza con una pequeña sonrisa—.

Aurora: Contigo lo es de más —digo con una amplia sonrisa, acercando levemente mi rostro al de él, haciendo que su vista viajara a mis labios—.

Héctor: Que linda te vez cuando sonríes, deberías hacerlo más seguido —dice sonriente, haciendo que mi sonrojo se hiciera presente en mis mejillas—.

Aurora: Lo hago mucho, solo que no todo el tiempo es genuina —ladeé la cabeza y solté un pequeño suspiro—. La sonrisa se convirtió en mi máscara permanente —confesé a lo bajo—.

Héctor: No necesariamente debe ser permanente Aurora. Fingir emociones, o esconderlas puede terminar destruyéndote emocionalmente —se quitó las gafas para hacer contacto visual conmigo—.

Aurora: Me he acostumbrado —hice una mueca—. Pero ya está, no quiero deprimirte el día con mis cosas —traté de sonar entusiasta—.

Héctor: No te esfuerces por sonar más emocionada de lo que realmente estás —soltó una pequeña risita burlona. Yo rodé los ojos con sarcasmo—.

Aurora: Sonaste a Lucía —me crucé de brazos—.

Héctor: ¿Lucía?

Aurora: Mi mejor amiga. Ella es muy buena chica, nos parecemos en algunas cosas —sonreí de lado, con mi vista perdida en el mar—.

Héctor: Entonces debe ser una buena tía —dirigí mi mirada a él, y ambos sonreímos—.

Aurora: Aún tengo un poco de miedo —confesé con vergüenza, desviando la mirada—. ¿Y si llegan antes que nosotros y no me encuentran en la habitación y p---... —me cortó—

Héctor: Todo saldrá bien, te lo prometo —me tomó del mentón para que lo mirase—. Deja de pensar en los demás y concéntrate solo en nosotros, por favor —susurró de una manera tan suave, que sentí cómo mi estómago se contrajo tras sus palabras—.

Solté una pequeña sonrisa floja, y me dejé caer en su hombro con total confianza.

[...]

El plan de hoy era sencillo: viajar en yate hasta llegar a un lugar "especial", y pasar la tarde allí.

Aurora: ¿Por qué es tu "lugar especial"? —pregunté con curiosidad, mientras metía una de mis manos al mar—

Héctor: Porque casi nadie va a allí, y solo voy con personas importantes —su hermosa sonrisa volvió a su rostro—.

Aurora: ¿Personas importantes? —saqué la mano del agua y le presté mi máxima atención—.

Héctor: Si, solo mis padres y Junior lo conocen —se deslizó por el sofá hasta quedar más cerca de mí—. Y tú estás a punto de conocerlo —su sonrisa pícara me hizo soltar una leve risita—

Leyes de Murphy [Héctor Fort] (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora