Me crucé de piernas, y lo miré fijamente, esperando a que emitiera palabras.
Felipe: Tus tíos me han contactado, y me han dicho que desean verte —anunció, haciendo que yo abriera los ojos levemente, a causa de la sorpresa—.
Aurora: Creo que es algo muy difícil en estos momentos —respondí con incomodidad, pero tratando de sonar tranquila—.
Felipe: Les expliqué lo mucho que te estabas involucrando en tu vida como infanta, y que tus deberes consumían la mayor parte de tu tiempo —se arregló el saco, y me miró—. Pero ¿Qué quieres hacer tú? —interrogó, tratando de sonar amable pero a mis oídos sonó más bien intimidante—.
Aurora: Sinceramente, no deseo verles —confesé, creando un ambiente incómodo—.
Felipe: Vale —murmuró mientras miraba al suelo y asentía con la cabeza—. Recordad que son vuestra familia también —dijo, serio—.
Aurora: Lo sé —suspiré pesado—. Pero fueron personas muy ausentes en mi vida, así que espero que no pretendan que les tenga un gran aprecio de la noche a la mañana —expresé con sinceridad, cruzando los brazos encima de mi pecho—
Felipe: Quieren darte la parte de la herencia que le correspondía a tu padre —confesó en un tono de voz bajo, mientras se acomodaba la corbata con incomodidad—
Me quedé en absoluto silencio al escuchar sus palabras, y simplemente me dediqué a mirarlo, buscando alguna explicación a lo que acababa de decir.
Felipe: Haz cumplido la mayoría de edad y ahora estás estudiando, así que tus abuelos y tus tíos quieren ayudarte, dándote la parte que le correspondía a tu padre. Al final, eres lo único que les queda de Andrew —murmuró la última frase—
Aurora: Si mis abuelos hubiesen aceptado la relación de mis padres entonces ellos seg--... —me interrumpió—.
Felipe: Aurora —alzó levemente la voz—. Aurora, ese no es el tema ahora —dijo, asintiendo con la cabeza—. El tema está en que la lectura del testamento se hará en algunas semanas, y ellos desean que estés presente.
Aurora: No lo sé —murmuré, sin mirarlo—.
Felipe: Tienes una semana para pensarlo —anunció, y se levantó de la silla—. Cualquier decisión que tomes, agradecería que me la comuniques.
No dije nada, solo asentí cabizbaja.
Felipe: Vale, entonces, el tema queda pendiente —remarcó, y comenzó a caminar, alejándose de mi—
Aurora: Tío —al escuchar mi llamado, giró su cabeza, y luego su cuerpo—. Quiero visitar a mamá —informé, y el mayor desvió la mirada, para luego dar algunos pasos hacia mi—.
Felipe: Está bien —murmuró luego de varios segundos en silencio—. Le diré a Camilo que te lleve —me regaló una diminuta sonrisa, y se retiró—.
Al verle alejarse, solté un gran suspiro, y me deslicé en la silla un poco, adoptando una posición más relajada.
A los segundos de pensar en la conversación que había tenido con mi tío, comencé a comerme la cabeza con el tema.
Me parecía ridículo el hecho que mi "familia" británica quisiera verme, luego de haberme ignorado por más de 10 años. Antes de la muerte de mis padres, jamás los conocí, ya que la relación que existía entre ellos y mi padre se fracturó a tal punto, de dejarse de hablar por el resto de su vida.
Fue en el funeral que los conocí. Mis abuelos asistieron en su papel de duques intachables, mientras que mis tíos y tías "se rebajaron" hasta la altura de la realeza española.
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Leyes de Murphy [Héctor Fort] (PAUSADA)
Romansa"Si algo puede salir mal, saldrá mal" Esa es la primera, y tal vez la más importante de las Leyes de Murphy. La misma, era la frase favorita de aquél chico sumamente liberal y extrovertido, que vivía la vida de una manera bastante intensa, disfrutan...