• Cuatro días después •
。 Héctor:
Junior: Ibiza siempre está de locos tío —dice con una enorme sonrisa, al llegar a uno de los hoteles más lujosos del lugar—.
Héctor: La verdad es que sí. Ibiza siempre tiene sus cosillas —digo con una sonrisa, poniéndome las gafas de sol, para luego acostarme en una tumbona—
Hacía algunas horas que mi mejor amigo y yo habíamos llegado a Ibiza, con la disposición de pasar las mejores vacaciones de verano del planeta. Apenas pusimos un pie en el hotel, nos dirigimos a la piscina de éste, a tomar el sol y pasar el rato entre charlas y risas.
Junior: Mira Héctor, ese grupito de tías no dejan de mirar para acá, las vuelves locas a todas chaval —dice con una risita pícara, sacándome una sonrisa—.
Héctor: ¿Qué puedo hacer? Soy demasiado guapo tío —digo con ego, haciéndonos reír a ambos—.
Junior: Vale vale, tal vez serías más guapo con más humildad chaval —dice riendo, alzando las manos—
Héctor: Acepta que soy un guapete hermano —digo relajado, acomodándome en la tumbona—.
Junior: Que imbécil —murmuró entre risa, haciéndome soltar una risita—
Héctor: Ya regreso, iré por algo de tomar —me levanté de la tumbona, y sin esperar su respuesta me encaminé al restaurante del hotel—.
Junior: ¡Traes para los dos! —lo oí decir desde lejos, por lo que alcé mi pulgar en respuesta—.
Mientras caminaba con normalidad, la cantidad de miradas que tenía encima era algo elevada, en su mayoría chicas de diferentes tipos, algo que me hizo sentir un poco incómodo al darme cuenta que no eran para nada discretas en soltar piropos o algo parecido, haciéndome sonreír de lado con un poco de vergüenza.
Llegué a la barra y luego de pedir las bebidas, me quedé sentado en uno de los asientos que allí se encontraban, mientras utilizaba mi móvil.
De un momento a otro, el ajetreo de las personas me hizo levantar la mirada y dirigirla a la puerta del establecimiento, llevándome una pequeña sorpresa al ver al Rey Felipe VI.
Me quedé mirando un poco más, y pude notar que andaba con su esposa e hijas. La multitud se les acercaba con mucho respeto y manteniendo la distancia necesaria para no invadirles su espacio personal, permitiéndome así, poder visualizar a las dos chicas que estaban detrás de el Rey, su esposa y la princesa Leonor.Reconocí su cabello dorado al instante, y en cuestión de segundos ella encontró mi mirada, teniendo un contacto visual directo conmigo. Dejé mi móvil encima de mis piernas y solo me dediqué a mirarla a los ojos con detenimiento, mientras ella parecía estar sorprendida por nuestro encuentro visual, por lo que luego de unos segundos desvío la mirada de mí, y giró su cuerpo levemente para tratar de darme la espalda.
Así como yo, estaba seguro que ella también había sentido "eso" ahora mismo con nuestro encuentro visual.
La familia Real caminó por todo el restaurante hasta llegar a la puerta que los condujo a las piscinas del hotel, y en todo el recorrido yo jamás le quité la mirada a la princesa de cabello dorado.
X: Muy guapas las princesas de España ¿No? —dice con una sonrisa del lado adentro de la barra—
Héctor: ¿Ah? —me giré para prestarle mi atención—. Sí, son lindas la verdad —murmuré con una pequeña sonrisa y mi mirada perdida—.
。 Aurora:
Mi llegada a Ibiza y mis planes de que fueran unas buenas vacaciones se fueron a la basura, al haber visto a ese chico del museo. A pesar de la distancia de unos aproximadamente 10 metros de distancia, sentía su mirada clavada en mí de una manera bastante intensa, haciendo que mi piel se erizara y tuviera que desvíar la mirada para no ponerme más nerviosa.
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Leyes de Murphy [Héctor Fort] (PAUSADA)
Romance"Si algo puede salir mal, saldrá mal" Esa es la primera, y tal vez la más importante de las Leyes de Murphy. La misma, era la frase favorita de aquél chico sumamente liberal y extrovertido, que vivía la vida de una manera bastante intensa, disfrutan...