Deseos Ocultos

CAPÍTULO IV

Dedicado a nuestra querida AnSaGa9, por tu cumpleaños, esperamos que te guste 💖.

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&. &. POV Sesshomaru. &. &.

A través de la ventana de mi oficina, podía ver a Kagome mordiéndose el labio inferior, concentrada en su trabajo.

Era una belleza depredadora, cualquier hombre que tuviese la suerte de tenerla entre sus brazos se sentiría orgulloso de ese logro.

Incluso yo, estando en mis cinco sentidos no había podido resistirme.

Ojos azules se clavaron sobre mí. Ella se dio cuenta de que la miraba. Durante unos segundos tuvimos una batalla de egos. Una interesada, dueña de un rostro angelical que intentaba desafiarme.

Entonces, simplemente, continuó con su trabajo.

Mi plan de desenmascarar a Kagome estaba saliendo mal y todo debido a mi atrevimiento anterior. Lo único que gané a partir de ese momento fue su contundente rechazo. Ella ni siquiera quería estar más de dos minutos conmigo en la oficina.

Tenía que conocer a mi enemigo, y la única forma era pasar más tiempo con ella. Sacrificarme por el bien de mi estúpido hermano, el cual se cegaba con el encanto de esa mujer.

Dispuesto a todo, me dirigí hacia su cubículo.

— Irás conmigo a la reunión de esta tarde.

Kagome confundida, se levantó inmediatamente tomando sus cosas. —¿Con el señor Mirokawa?—. Me pregunta casi corriendo detrás de mí.

— Solo escucharás. Nada de hablar o preguntas. Te sentarás y tomarás nota. Al final del día quiero un informe detallado.

Ella asintió, con una sonrisa. —Gracias por la oportunidad. Estaré muy atenta a todo.

Sus palabras me sorprenden. ¿Oportunidad?, me detuve para mirarla.

— ¿Qué hacías antes de mi llegada?

— Preparar café, contestar el teléfono y a veces acompaña a Inuyasha a los tribunales.

Sí, ir a los tribunales era esencial para empezar a codearse en este mundo, pero… ¿Fue lo único que aprendió con Inuyasha?

Ella ni siquiera sabía cómo preparar un reporte de un caso sin equivocarse.

Le di el paso hacia el elevador, y sin querer olí su cabello.

Enseguida los recuerdos de aquella noche me invaden…

Le había quitado la virginidad sin ningún tipo de remordimiento. Esa noche, me deslicé dentro de todos sus agujeros y la hice trizas con ferocidad.

Y, en ese momento, me di cuenta de que de nada me servía evitar la tentación si ya antes la había aceptado con entusiasmo.

Sonreí, decidido en hacerla caer en mi juego.

— Kagome—. La llamé en susurro, y ella dio un pequeño brinquito, giró su rostro para verme. —Voy a darte una oficina.

Ella pareció asombrarse por eso.

— Pero soy su asistente, cómo voy a…

— Eres abogada, no una secretaria, así que irás conmigo a todas las reuniones. Seguirás con tus reportes e informes, pero únicamente responderás a mí.

Vi una sonrisa auténtica, nada que ver con la estúpida mueca fingida que le hacía a mi hermano.

Claro que ella tendría una oficina, justo al lado de la mía, donde podría vigilar todos sus movimientos, dejando fuera cualquier acceso que Inuyasha tuviera sobre ella.