Deseos Ocultos

CAPÍTULO VIII

&. &. POV KIKYO. &.&.

Mi cuerpo estaba siendo utilizado, lo sabía bien. Podía sentir como las asquerosas caricias de Naraku me recorrían entera causandome náuseas y una profunda incomodidad física.

Atiné a mirar a un costado mientras sus  estocadas se intensificaban cada vez más. Su sucia boca jadeaba cerca de mi cuello pudiendo sentir la humedad de su aliento contra mi piel.

Él había terminado sobre mis pies una vez, luego sobre mis caderas y ahora tenía que soportar que se metiera hasta llegar a lastimar mi feminidad por falta de lubricación. 

Naraku era apuesto. Pero solo eso.

Era grotesco y tenia fetiches que a cualquier mujer hubiese espantado después de una sola sesión de sexo con él. Soy consciente de que él moriría por mí, su nivel de obsesión se fue convirtiendo en algo divertido para mi hasta que ya no pude sentir ningún tipo de placer junto a él.

Aun así, me servía mucho tenerlo a mi merced y cada tanto me sacrificaba dejando que me poseyera como quisiera. Si quería a Inuyasha de vuelva debía de hacer lo que se necesitara…

~Inuyasha~

Mi mente se dejó llevar pensando en que él era quien me había dejado esta vez.

Nuestra relación se basaba en engaños, en falsos arrepentimientos y en la lujuria. Pero siempre terminábamos igual… enredados uno bajo el otro y totalmente perdidos en reclamarnos mutuamente.

Esta ocasión fue diferente, en esta oportunidad parecía tontamente feliz con esa maldita perra y, ante ese pensamiento de envidia mi cuerpo reaccionó apretando el metálico dildo que Naraku había insertado en mi ano.

— ¡Oh maldita mujerzuela!, te está gustando…— festejaba en vano el estúpido hombre que al mismo tiempo me follaba en misionero.

— Ah— fingí gozar con un pobre monólogo que simplemente dejé salir de mi boca, pero mis pensamientos seguían lejos de allí.

Naraku averiguaría sobre Kagome, ese era mi pago por su misión, y cuando tuviera la información que necesitaba le saldría a decir a todo el mundo lo que esa arrastrada guardaba.

Y obviamente, Inuyasha volvería como el perro que era a mis pies.

&. &. POV SESSHOMARU. &. &.

Como todas las noches, salí de la oficina directo a casa de Kagome.

Después de nuestro altercado con Inuyasha, además de evitarnos, guardaba más distancia y recaudo en cuanto a vigilarla. Ella seguía extraña, su comportamiento era casi ausente y la chispa de sus hermosos ojos se habrían reemplazado por unas enormes ojeras oscuras.

Quería autoconvencerme de que esa mujer no me importaba pero allí estaba yo para asegurarme que nada le pasara al llegar a su casa.

Hacía mucho había dejado el vicio pero esa noche en particular, bajé de mi automóvil para encender un cigarrillo, quizás el mismo destino me hizo hacerlo porque su voz casi apagada llegó a mis oídos.

— No sabía que fumaras— dirigí la mirada al rostro que me observaba casi asombrada desde una esquina. 

Venía desarreglada, pero la ví tan hermosa como siempre.

— Hay muchas cosas que aún no sabes de mi— respondí tratando de sonar lo más tranquilo posible.

Aunque mi corazón se aceleró al sentirme descubierto por una extraña razón.