Deseos Ocultos

CAPÍTULO V

&. &. POV KIKYO. &. &.

Entré a aquella oficina como si fuera mía.

Luego de la plática con Inuyasha no encontraba calmarme, me negaba a ser desplazada por una cualquiera como esa maldita mujer.

Estaba esperando el momento de casarme con éste hombre y así asegurar mi futuro, además que no podía quejarme en absoluto; Inuyasha Taisho era caballero, atento y satisfacía cualquier capricho que se me ocurría a pesar de que fuera casi imposible de conceder.

Ahora todo se estaba yendo por la borda por una simple secretaria sin el  estatus social que implicaba tener para pertenecer a esa familia. 

  — ¿Qué haces aquí?

Su hermano me miraba algo sorprendido. Nunca habíamos tenido algún problema pero era evidente que mi persona no le era grata para nada.

— Tu hermano… me dejó— y saqué de mi bolso de diseñador una cajilla de cigarrillos.

Encendí uno y aspiré una gran bocanada de humo mientras me sentaba con drama en un sofá de cuero en su despacho.

— ¿Y que tendría que ver yo en eso?

Conseguir una charla prolongada con Sesshomaru era tan complicada como conseguir una cita con el mismísimo Dalai Lama.

Chisté de manera irónica,  después de todo solo estaba llevándole mis quejas a éste hombre que solo le preocupaba su empresa y él mismo.

— Me dejó por tu secretaria— su ceja se levantó de manera inquisitiva —¿No puedes echarla?— seguí hablando.

— No. Tus problemas de cama no tienen que ver con mis subordinados— acotó serio.

  — Sabrás que tomaré represalias contra ella ¿no estás en contra, verdad?

El silencio se prolongó un tiempo que me hizo dudar varias cosas...

— Dentro de mi empresa no harás nada estúpido. Fuera de ella, haz lo que te venga en gana— y quiso ignorarme, tomando unos papeles y fingir leerlos.

— Este fin de semana estaba invitada a cenar en casa de tu padre, pero dadas las circunstancias no sé si asistiré.

— Kikyo… tengo trabajo— me interrumpió 

— Te dejaré mi número personal aquí, si me pudieras ayudar o quizás se te ocurra algo para que Inuyasha la deje...— no me rendiría tan fácil, seguí insistiendo para conseguir al aliado más importante en un juego de éste tipo.

— ¿Porqué me importaría con quien se acuesta mi hermano?, ya te lo dije … no es algo que me interese— me repitió.

— Bueno, debería importarte. Si Kagome logra atrapar a tu hermano y se casan probablemente logre un desastre. Ya sabemos como es Inuyasha y necesita una mujer que lo mantenga a raya, además.. he notado como ella te observa.

Y me marché de allí, dejándolo con muchas incógnitas.

Me iba del edificio cuando me topé con la susodicha de mi ex en el camino. Al verla venir me adelanté y la hice tropezar con el café que llevaba en su mano. Su quejido me hizo reír a carcajadas. 

— Acostúmbrate. Te haré la vida a cuadros a partir de hoy... eres una simple. —Le dije para que todos escucharan.

Aunque mi sonrisa se desvaneció al escucharla apenas se levantó del suelo con su atuendo estropeado por el café derramado sobre ella.

— Seré una simple… pero soy quien goza de Inuyasha ahora.

No esperaba una respuesta así. Sentí mis venas arder, pero ser el centro de las curiosas miradas no me ayudó en nada y salí de ese lugar cuanto antes.