𝟒.

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Eran las cinco de la mañana, mientras corría por las oscuras y pocas iluminadas calles de Coldale. Cuando los pensamientos me abrumaban en sobremanera me gustaba salir a trotar, despejarme y sentir la brisa fresca calándome mis diminutos huesos.

Durante todo el día, no dejé de pensar un solo minuto en el rostro delicado pero angustioso de aquella mujer, en como su alma estaba sumida en una gran tristeza desgarradora, sus ojos lo demostraban por cada gota salada corrida en su mejilla.

¿Qué le pasó? ¿quién es esa persona, con la que tanto me confundían?

Debería de ser algo con mucha importancia.

No debería inmiscuirme en casos ajenos, dada que la situación me incumbía indirectamente, estaba dispuesta a averiguarlo.

Paré, y descansé el peso sobre mis rodillas. Agotada y asfixiada, inhalé y exhalé todo lo que pude. El médico me recomendó no sobrepasarme con el ejercicio físico, debido a mi fuerte trastorno de asma. Pero me daba absolutamente igual. Mientras, no me faltase mi inhalador, todo marcharía bien ¿no? Todo marcharía bien si mi madre no se enteraba de mis escapadas nocturnas.

Miré a mi alrededor, como de lógica no habitaba nadie en las escalofriantes calles. Me encontraba sola, el pánico me empezó a inundar. Solo a mí se me ocurría salir a estas horas a la calle, corriendo el riesgo de todo tipo peligro y sin saber cómo llegar a casa. A veces, solía ser muy poco precavida, más sabiendo donde me encontraba.

La suave luz, de una de las tantas farolas comenzó a tintinear. Mala señal, ¿Y si otra vez me quedaba en la completa oscuridad? Hora de volver a casa, pero un papel voló y paró en frente de mí. Incitándome a recogerlo, algo me decía que era mi deber.

Ganada por la curiosidad, agarré el papel con sutileza. Las manos me temblaban por cada palabra en negrita que leía. Un recorte de periódico reciente anunciando un trágico suceso, años atrás en Coldale.

Hoy, 16 de septiembre de 2024, se cumplen diez años desde que se produjo el inédito accidente que acabó con la familia Baker y con la vida de la pequeña Brielle Baker de tan solo seis años.

Mucha fuerza para familia y que dios tenga a la pequeña en su bendita gloria.

Una foto de la casa arrasada en llamas, rellenaba casi todo el recorte.

"Mansión Baker".

Dios mío. Esa mansión...lo que sucedió a esa pobre familia, es mi ahora reciente hogar.

Tenía que hablar urgentemente con mi madre.

Doblé el papel como pude, y me lo guardé en el bolsillo trasero de mi pantalón. Escuché un ruido que hizo poner todos mis sentidos en alerta, no estaba sola. Alguien me acecha, lo sé. Es la misma sensación que llevo sintiendo desde que pise este pequeño lugar.

Corrí de camino a casa, sintiendo los pasos de alguien más. Para asegurarme, miré sobre mi hombro sin dejar mi maratón de lado. Un desconocido o desconocida, encapuchado hasta las trancas me perseguía.

Aceleré mucho más, todo lo que mis piernas podían permitirse. Tenía miedo, mucho miedo, alguien me estaba persiguiendo, sin saber el por qué y para qué. Mi corazón acelerado me advertía un ataque grave de asma, pero no podía permitirme dejar de hacerlo o este sería mi final. Preferiría morir de ello que ser la próxima noticia en Coldale, ya no se hablaría del caso Baker, sino del caso D'Angelo.

Mi cuerpo no dejó de sudar en ningún momento, tenía la garganta seca y mi tensión arterial ascendía cada vez más. No miré más hacia atrás, correría el riesgo de tropezarme.

El caso de Brielle BakerWhere stories live. Discover now