DESCONOCIDO.
–¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?
–*Where I told you to run so we'd both be free strange things did happen here no stranger would it be, if we met at midnight in the hanging tree, ¿are you? ¿Are you? Coming to the tree...
Sonreí con malicia, al ver el pavor recorrer cada una de sus perfectas facciones cosidas. Dicen que el monstruo se alimenta del miedo que infringe en sus víctimas. Me apremiaba el placer de decir, que verdad más verídica no podría definir la esencia de un monstruo. Porque de eso estamos hechos, de miedo, de poder, de oscuridad. El placer de ver como la víctima se deshacía en cachos ante nuestra presencia, es como una dosis de adrenalina para nuestro podrido organismo.
– ¿Sabes a que me recuerda? – pregunté, pasando un dedo por un estante prolijo. – Al final del mundo, cuando todo esto se convierta en caos y despierten los huesos escondidos del árbol del ahorcado. – amasé el polvo entre mis dedos y soplé – Dime, mi querida Anna ¿vendrás o huirás de las cosas extrañas que pasaron aquí?
Mi sonrisa se ensancho al oírla tragar, su palidez ante mis palabras fue para mí como una corriente bendita de éxtasis, sustentando cada célula de mi cuerpo. Cuanto extrañaba aquella sensación, relamí mis labios como si pudiera saborearlo.
–¿Qué quieres? ¿Has venido por esto? – dijo intentando mantener su falsa postura de tranquilidad, como si no me tuviese el miedo suficiente. Lanzó unas cajas al suelo. –¿Tus pútridas amenazas?
–Tranquila, no vengo a infravalorar tu insípida incapacidad de controlar a esa niña. – reí con gracia. –Es que todo eso, me pertenece, querida. No eres quién para deshacerte de ellas. ¿Quién te dio siquiera el mísero permiso? – retrocedió hasta chocar contra la puerta.
–Na-nadie, solo...
–Cállate, me duele la cabeza de solo escucharte balbucear como una idiota. – demandé recogiendo tales cosas del suelo, la miré por encima.
Me acerque a su altura, ella temblando como un pájaro fuera de su nido, cerró sus ojos al sentir mi tacto. La icé del cuello con mi mano derecha libre, mientras me deleitaba de los colores violáceos de su rostro y sus ojos desorbitados pidiendo auxilio a gritos silenciosos.
–Una pequeña visita, solo para recordarte quién manda.
Solté su cuello, crujiendo el mío a la par que hacía crujir los huesos de mis manos, como me fascinaba aquel sonido. Observé como se retorcía en el suelo por una desdichada dosis de oxígeno.
–No me complace tener que evocártelo. A la próxima, atente a las consecuencias, mi querida Anna.
Acomodé la capucha negra sobre mi cabeza. Tenía un accidente que planear y mucho trabajo por hacer. Alcé al aire, la pequeña jeringilla, guardada anteriormente en mi bolsillo y estrujé expulsando líquido al suelo. Anna abrió los ojos al completo, horrorizada.
–Ketamina. –Sonreí de lado.
Esto solo acababa de comenzar.
*Donde te dije que huyas, para que los dos pudiéramos ser libres, cosas extrañas pasaron aquí. No podría ser más extraño, si nos encontramos a media noche en el árbol del ahorcado. ¿Vendrás? ¿Vendrás? Vendrás al árbol...
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El caso de Brielle Baker
Misteri / ThrillerColdale. Un extraño y tétrico pueblo, ahogado en caos, durante años por un cruel crimen que aún sigue pesando en las vidas de los habitantes del pueblo. Se informa que la pequeña Brielle Baker fue calcinada en su propia casa, por las llamaradas de...