Desliz

439 73 11
                                    


— ¿Por qué estamos en tu habitación? No porque haya aceptado tu ayuda significa que...

— Wanyin... -lo interrumpió usando un tono suave.

Lan Xichen lo había llevado hasta su habitación, y aunque había protestado lo cargó en brazos hasta ahí. Una vez dentro lo dejó en la cama, y para luego arrodillarse a un costado. Por unos momentos se sintió completamente idiota, había pasado un tiempo desde que le dijo que no harían nada. Que lo amenazó con que lo tocara y ahora...

— Sé que todavía estas enojado conmigo... - comenzó a hablar, pero lo tomó de un pie para quitarle los zapatos, lo que provocó confusión en Jiang Cheng, ¿qué mierda estaba haciendo? – Pero mantendré mi palabra, solo estoy ayudándote ¿sí? Pedí a las sirvientas que te prepararan un baño con medicina...

— La última vez que compartimos una habitación y nos dimos un baño... No estuviste quieto- le recriminó.

— Ah... De modo que sí paso- le molestó un poco y vio como su esposo desviaba la mirada algo apenado- Esta vez no haré nada, lo juro. Además... yo dormiré en tu habitación.

Eso hizo que volviera a mirarlo, aunque confundido.

— ¿Y eso?

Lan Xichen no respondió, pero luego de quitarle el otro zapato se levantó, aunque lo tomó de una mano para darle un beso en la palma cerrando un poco los ojos. Había notado que no rechazó ese contacto, así que aprovecharía. Quería demostrarle que lo estaba eligiendo.

— Tengo una serpiente que atrapar, descansa ¿sí? Mañana vendré y te ayudaré.

No lo entendía. No entendía a ese hombre. Vio como le dedicó una nueva sonrisa antes de empezar a retirarse y tomar una espada. Después que saliera, entraron los sirvientes que siempre le servían indicando que el baño estaba listo. Esa vez... Si dejó que lo ayudaran, estaba demasiado cansado. Así que solo por esa noche se entregó para que le lavaran el pelo y lo limpiaran. No es que no pudiera, simplemente... Por esta vez, aceptaría.

Lan Xichen por su parte ordenó a unos guardias que vigilaran su propia habitación. Había recibido una nota que indicaba que volverían a atacar, habían estado demasiados quietos... Pero le pondría un alto. Era hora de defender a su esposo como debió haberlo hecho antes. Cuando llegó solo se sentó en un sillón a esperar, no prendió ni una vela simplemente se quedó en la oscuridad. Jiang Wanyin había cambiado mucho desde que despertó. Comenzó a recordar los primeros tiempos.

— No sabes lo que dices...

— ¿Acaso le dices loco a tu emperador? – había un tono de entre sorpresa y diversión.

— Alguien tiene que decírtelo.

— ¿No le tienes miedo a la muerte?

Jiang Wanyin se rio en su cara completamente divertido ante eso.

— He estado frente a la muerte...- le aseguró y le pico con un dedo en el pecho- Mi familia fue atacada, los amigos de mi padre fueron asesinados intentando protegerme a mí y a Wei Ying.

Ante eso, lo tomó de la cintura para acercarlo aún más y que sus cuerpos estuvieran pegados provocando una expresión de sorpresa en el otro, pero no se dejó derrotar y elevó el rostro a modo de provocación.

— Podría protegerte...

— Hasta que te canses.

— ¿Quién dijo que me cansaría?

— No lo sé... Hay opciones mejores ¿no crees? – y elevó sus manos para colocarlas en el hombro del mayor- Son pocos los nobles que me apoyan... Solamente Nie Mingjue. La facción de los Jin, y quienes siguen a Wen Ruo Han están en contra.

Seducirte para vivir - Vivir para seducirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora