Despertó solo para encontrarse que todavía no había amanecido, pero no tardaría en hacerlo. Gruñó levemente. No sabía si quería golpear al dueño del cuerpo o a sí mismo. Sabía que eso no había sido un sueño sino un recuerdo, lo sentía.
Suspiró y se levantó para comenzar a alistarse, ese día viajarían hasta el Reino Inmundo debido a que tenían la cena con los Nie. Realmente no sabía que esperar. Wei Ying le había dicho que debía tener cuidado en cómo hablaba, que cuidara más su vocabulario y sus modales.
Se sentó frente a un espejo para comenzar a arreglarse el cabello, y en eso tocaron la puerta. Cuando dio el pase, entraron los sirvientes que siempre lo ayudaban para abrir las cortinas, y también hacerle saber que su esposo lo esperaba para desayunar. Lo pensó unos momentos, por lo que recordaba del sueño... Lan Xichen y Jiang Wanyin habían tenido un buen inicio, ¿quizás parte del alejamiento fue provocado por ese conde?
Dejo que terminaran de ayudarlo a arreglarse antes de ir con quien lo esperaba, a veces no sabía si llamarlo "su" esposo porque suyo no era. ¿O sí? Después de todo él estaba aquí, estaba en ese cuerpo, era en cierto modo a él a quien esperaba... Cuando llegó a la habitación para comer, lo vio sentado revisando unos papeles antes de levantar la vista para saludarlo con una sonrisa.
— Wanyin, buenos días.
... No. No era "suyo". Él solo estaba tomando prestado un cuerpo. Se sintió algo incómodo de repente, y solo murmuró un saludo antes de tomar asiento. ¿Qué le sucedía? Hace tan solo unas semanas lo único que quería era regresar y ahora parecía dudar un poco.
— ¿Sucede algo? – y podía notar que estaba algo cabizbajo.
— No, no sucede nada -negó rápidamente, no quería levantar ninguna sospecha- tuve un mal sueño, es todo.
No iba a hablar más, realmente el sueño o recuerdo que había tenido lo había dejado con una sensación de incomodidad; aunque al inicio quería golpear a su otro yo, también quería golpear al conde, ahora tenía más preguntas que no sabía quién podría responder, quizás Wei Ying. Estaba concentrado en eso, cuando una sensación en su mano lo sacó: Lan Xichen lo había tomado de ella.
— Sea lo que sea...- le habló con suavidad- estoy aquí ¿sí?
Lo miró unos momentos y luego removió su mano. Aun no confiaba en él, aunque debía admitir que al menos estaba demostrando hacer un esfuerzo; decidió no responder desviando su atención hacia la taza de café que le habían servido.
— Lo sé. ¿Nos iremos pronto?
— Si -suspiro y volvió a tomar su propia taza- Tenemos un viaje de unas horas por delante, queremos llegar por la noche.
— ¿Horas? – apenas soportaba el carruaje cuando debía ir a lo de Wei Ying, así que estar unas horas encerrado con el sujeto no era que le agradara tanto.
— Si, fácilmente unas cinco o siete horas de viaje- le explico, aunque lo miro de reojo. ¿No recordaba cuanto tiempo se tardaba en llegar?
— De acuerdo...
En verdad iba a ser un largo y aburrido viaje. Había pensado en llevar algo para leer, pero ¿Qué podría llevar? Seguramente si llevaba alguno de los libros que hablaba sobre la magia, o sobre la energía levantaría más sospechas. O si intentaba llevar alguno de historia también, lo mismo de modales.
Para cuándo fue la hora de subirse al carruaje no tenía más opción que sentarse y mirar por la ventana. Iban a ser como cinco malditas horas. Cinco horas. Seguramente si tuviera auto tardarían la mitad, así que se concentró en todo lo que había pasado ese último tiempo. No solo había despertado en el cuerpo de otra versión de él en un mundo que todavía estaba conociendo, sino también se había enterado de que era Consorte Imperial aunque su posición en la corte no era tan buena en ese entonces, pero ahora al menos había mejorado y lo respetaban un poco más. Miro de reojo a Lan Xichen que tenía unos papeles en mano, él era otro asunto. No solo saber que su esposo en ese mundo era un emperador, sino también que lo engañaba con otro. Frunció el ceño ante ese pensamiento, ¿en su sueño... ya estaban en esa relación? ¿ya se acostaban?
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Seducirte para vivir - Vivir para seducirte
FanfictionDespués de una pelea con su prometido en la mañana previa a Navidad, Jiang Cheng sufre un accidente. En un momento estaba en el frío pavimento deseando no haber sido tan terco y obstinado, con el frío calando entre sus huesos, y en un parpadeo, desp...