A la mañana siguiente, Seth y Leah no querían ir a ningún lado, lo cual entendí, pero yo tenía que volver a casa. "¿Tienes que hacerlo?", preguntó Leah suavemente, cambiando de pie frente a la puerta.
—Sí —respondí con un suspiro—. Quiero ayudarte, de verdad que sí, pero... nuestros padres eran mejores amigos, creo que él también me necesita. Te llamaré, ¿sí?
"Uh, claro que sí... ¿Necesitas mi número?"
—Sí, sí, lo sé —dije, casi dándome una bofetada por la estupidez. Le ofrecí mi teléfono a Leah y ella marcó su número—. Hablaré contigo más tarde. Me di la vuelta y bajé corriendo las escaleras.
—Sí... —Leah se quedó callada—. Adiós... —Caminaba por el bosque y por La Plush hasta mi casa. Podía ver la camioneta de Bella en la entrada, pero no había luces encendidas en la casa. Subí corriendo las escaleras y abrí la puerta.
—¿Papá? —llamé—. ¿Bella? Al caminar por la casa, vi un trozo de papel sobre la mesa, junto al teléfono de la casa. Estaba escrito con la letra desordenada de Bella.
Papá, Aspen, estoy con Alice, Edward está en problemas, puedes castigarme cuando regrese, sé que es un mal momento, lo siento mucho, los amo mucho a ambos, adiós.
Mi mano temblaba mientras leía el periódico, mis dedos arrugaban suavemente la nota. Ella acababa de... irse... Bella acababa de irse. Dejé el periódico suavemente y luego me volví hacia la mesa del comedor, formando un puño con mi mano izquierda y partiéndola por la mitad, soltando un grito de ira. Podía sentir que tenía la mano rota y no podía abrirla con el puño. Caí de rodillas, llorando. No sé cuánto tiempo estuve sentada allí, pero sentí una mano en mi hombro y miré hacia arriba para ver a papá. "¿Aspen?", preguntó suavemente. "¿Qué pasó?"
—Bella —susurré—. Ella... ella se fue .
—¿Qué? —Señalé la mesa del teléfono y papá leyó la nota. Papá resopló enojado—. Vamos, Aspen, vamos a traerte un poco de ambrosía.
—No sé cuánto tiempo he estado aquí —murmuré suavemente.
—Muy bien, entonces iremos al hospital... y después podremos conseguir una nueva mesa, vamos. —Papá me ayudó a levantarme y me condujo hasta el coche patrulla, y me llevó al hospital para que me arreglaran la mano.
"¿Cómo está Sue?" pregunté suavemente.
"Está angustiada", me admitió papá. "Quiero decir, los niños se han vuelto locos delante de ellos".
—Bueno, están bien. —Desvié la mirada de la enfermera que me vendaba la mano con yeso—. Tan bien como pueden estar después de... todo. Papá asintió lentamente.
—Bueno, gracias por eso, Aspen. —Papá se inclinó hacia delante y me besó la cabeza, lo que me hizo sonreír.
-Muy bien, ya está todo hecho-me dijo la enfermera.
"Gracias", le dije. Él sonrió y se alejó.
—Vamos a llevarte a casa —me animó papá, guiándome fuera del hospital. Inspeccioné mi mano colgando con el ceño ligeramente fruncido—. ¿Qué, no te gusta el color?
—Es blanco —suspiré—. Puedo... darle un toque más alegre. ¿Cuándo es... eh... cuándo es el funeral?
"La semana que viene", me dijo papá. "Me quedaré un rato con los Clearwater".
"¿Puedo unirme a ustedes?", pregunté. "Para apoyarlos a ustedes, a Sue, a Seth y a Leah". No sé de dónde salieron esas palabras, pero... surgieron con naturalidad y no sentí la necesidad de retractarme.
ESTÁS LEYENDO
Mitos y leyendas chocan
FanfictionAspen Swan era una anomalía. La hija de la Diosa de la Primavera tenía una tendencia a meterse en situaciones peligrosas. Para ser justos, la Batalla de Manhattan no era algo que ella quisiera hacer. Ella estuvo al lado de su familia, ayudando a luc...