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★ ᴜɴ ᴘꜱɪǫᴜɪáᴛʀɪᴄᴏ ★

Hoy es el día de su primera cita, era ya principios de invierno, el cielo estaba cubierto de oscuras nubes y ambos estaban bien abrigados. Para Santiago, German lucía adorable con su bufanda gigante que cubría la mitad de su rostro.

Le sonrió completamente encantado.

– Estás muy bonito - dijo, mientras tomaba su mano, German sonrió de forma pequeña y se ruborizo.

Santiago siempre le decía que era lindo, y cada vez lograba lo mismo, esas cosquillas en su estómago y el calor en sus mejillas.

Salieron del cuarto de la mano, caminaron juntos hacia la parada de taxi más cercana, y de allí fueron llevados hacia el centro comercial.

– Los juegos están en el piso más bajo- dijo San, entrando al lugar –. Volvemos a chequear opiniones, ¿Estás seguro?

German asintió, sonriendo.

— Uni está muy emocionado de ir, sería muy malo de mi parte si le cancelo a último momento- dijo —. Estaré bien y estaré cerca, si me quieres, sólo llámame... Ya le dije a Uni que tendrá que obedecer y comportarse.

— De acuerdo, después te llevaré a ese lugar que tanto querías para cenar - dejó un beso en su mejilla, no se estaban despidiendo realmente, porque German estaría cerca y podría ver todo lo que harían, pero no controlaría nada, porque estaría Uni al mando.

Antes de llegar a los juegos, con sólo ver las luces de lejos, escuchó el gritito de alegría del niño, y sonrió con ternura.

— ¡Vamos, vamos, vamos! - Uni tomó su mano y lo arrastró hasta el lugar, tuvieron que perder un momento comprando una tarjeta y cargando algo de dinero para ir a los juegos, luego de aquello, Uni lo llevó de inmediato a una máquina dónde debía golpear a unos cocodrilos que se asomaban de unas cuevas como su primer entretenimiento.

Siguieron con una máquina que lanzaba agua, luego a otra que lanzaba pelotas a un payaso con una boca gigante.

Habló muy poco con Uni, el niño quería aprovechar para ganar los mayores puntos que podía y cambiar por algún premio, y sólo le gritaba a Santiago que estaba perdiendo o que lo estaba haciendo muy mal.

— ¡Tutu! No puedes derribar ni siquiera un pino.

— Uni soy un asco para cualquier tipo de juegos, no hago estas cosas.

— Estoy muy decepcionado de ti, eres un perdedor.

— ¡Entonces hazlo tú!

— ¡No sé jugar a los bolos!

— ¡Entonces no opines, tonto! - río un poco bajo, sin ser brusco con el frágil niño

No habían muchas personas más en el lugar, cada tanto un padre o par de niños, pero nadie les hacía mucho caso, estuvieron más de una hora en los juegos.

Al final, terminaron gastando lo último del dinero de la tarjeta en una máquina dónde atrapaban caramelos u otras golosinas, y que tenía premio asegurado, así, Santiago se encargaba de atrapar todas las cositas que Uni quería, mientras el castaño se paraba a su lado y lo miraba mientras iba comiendo unas gomitas de osito que había sacado.

Al terminar, fueron hacia la caja del local, dónde el tipo les mostró sus puntos.

— Tienen un total de seiscientos cuarenta y ocho puntos, ¿Qué les gustaría?

Santi miró a Uni, el menor lo pensó un momento, viendo los estantes con distintos carteles y sus puntos.

De repente su rostro se iluminó y sus ojitos brillaron de forma tierna, haciendo sonreír a Santiago.

 「𝑇ℎ𝑒 𝐴𝑙𝑡𝑒𝑟𝑠」𝘴𝘢𝘯𝘵𝘶𝘵𝘶 𝘺 𝘶𝘯𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora