La vida caótica de Mia

Vamos a acampar

En la mañana, muy temprano, casi todos están listos, menos Mia, que sigue dormida. No quieren despertarla, por el bien de todos, así que después de un pequeño sorteo para decidir quién sería el que la despertara, termina siendo Lian. Entra al cuarto y la ve despierta, tomando sus cosas para bajar. Ya había subido las cosas al auto, así que solo tienen que esperar a Mia. Después de un buen rato, todos se encuentran en el auto, listos para irse. Así emprenden camino. A poco tiempo de haber salido, Mia se queda dormida en la parte de atrás. Harry va manejando y Sanai de copiloto. El camino hacia allá no es muy lejano, pero sí un tanto tardado por los caminos rurales. 

La casa de Lana les queda de paso, así que llegan a visitarla y contarle unas cosas. Cuando llegan, la ven un tanto enferma, así que la animan un poco. Lana se entristece porque le gustaría ir a un lugar como ese, pero en su estado sería muy peligroso. Le prometen llevarla cuando se mejore. Después de un rato allí, aprovechan para comer y descansar. Sin perder mucho tiempo, se despiden de Lana y le prometen traerle un recuerdo de allí. Retoman el camino. Por suerte, ya no les queda mucho por recorrer. Mia se mantiene despierta para poder ver los paisajes, así como hablar y cantar algunas canciones. Finalmente, llegan, no a la montaña, pero sí al lugar donde dejarán el carro. Bajan las cosas más importantes, como las casas de campaña y la comida. Se distribuyen las cosas, ya que tienen que caminar hasta la montaña. Caminan un par de horas y llegan a la falda de la montaña. Esta vez se adentran un poco más en el bosque y buscan un buen lugar para poner las casas. Solo falta un poco de madera, así que Mia y Harry van por algunas ramas mientras Lian se queda armando las casas de campaña. Caminan un poco por el bosque buscando las ramas y llegan hasta un lago que no está muy lejos del campamento.

—Crees que el agua este fría —comenta Harry mientras se acerca al borde del rio

—Quizás sí, y lo más probable ya que está oscureciendo —ella se acerca a el mientras termina de hablar

—Solo quiero ver la temperatura y nos vamos —se acerca aún más a la orilla y se agacha para tocar el agua, Mia hace lo mismo

—No sé por qué, pero tengo un mal presentimiento —dice Mia mientras tocan el agua y se quedan un momento allí. El agua está tibia, pero Mia se queda mirando su reflejo en el agua. Harry nota cómo se pierde en sus pensamientos. A Mia solo se le viene una imagen a la mente: ella paseando por la orilla del lago con alguien más, pero no le es posible distinguir su rostro. Cuando la imagen termina, se ve de nuevo en el reflejo del agua, y pasa lo mismo que en uno de sus sueños. Harry le habla para llamar su atención y ella tarda en reaccionar.

—Mia, oye — ella toma conciencia y lo voltee a ver lo— ¿pasa algo? ¿quieres hablar?

—Solo, he tenido sueños un tanto raros, no creo que sean muy normales, pero ya se pasaran —se levanta y estira un poco

—De acuerdo, pero te estaré vigilando —dice Harry. Ella solo asiente con la cabeza y vuelven al camino. Recogen más ramas y van de regreso al campamento. Al llegar, ven que las casas de campaña ya están armadas y que también hay un círculo de rocas preparado para la fogata. Mia hace los honores y enciende la fogata. Se sientan alrededor de ella y abren una botella, combinándola con un poco de soda. También se ponen a cocinar algunos bombones con chocolates. Mia les da un radio a cada uno por si se llegaran a separar en algún momento. En ese momento, Merlín llega con ellos, y al parecer, no está solo.

—Creía que no vendrías, ya estabas tardando —comenta Mia muy tranquila

—Perdón por hacerlos esperar, pero tuve que ir a comprar algunas botellas ya que mi bar este vacío —Harry ríe despacio y Mia solo debía un poco la mirada—y traje a alguien más, perdón Mia —Conor se aprese frente a ellos, y el semblante de Mia cambia a uno molesto, ella se levanta