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El sol matutino entraba suavemente por las ventanas del pequeño apartamento de Aou, iluminando los bocetos y lienzos que estaban por todas partes. Aou se levantó temprano, lleno de energía y entusiasmo. Sabía que su vida estaba tomando un rumbo inesperado desde que Boom había entrado en ella, y cada día se sentía más emocionado por lo que el futuro podría traer.

Después de prepararse un rápido desayuno, Aou se dirigió al Café Phak Bia para su turno. Mientras caminaba por las calles de Bangkok, sus pensamientos se dirigían a Boom y a los amigos que compartían. Puhwin y Satang siempre habían sido su apoyo, pero ahora, con Boom en su vida, sentía que su círculo de amigos y su mundo se habían expandido de una manera maravillosa.

Al llegar al café, Aou fue recibido por el habitual bullicio de la mañana. Saludó a los clientes habituales y comenzó a preparar las primeras bebidas del día. La rutina era familiar y reconfortante, pero su mente seguía volviendo a Boom y a la noche anterior en la galería de arte.

El éxito de la exposición de Puhwin y Satang había sido increíble, y la presencia de Boom había hecho que todo fuera aún más especial. Aou recordó cómo Boom había admirado las obras de arte con genuina fascinación y cómo sus ojos se habían iluminado con cada pieza que veían.

Mientras servía una taza de café a un cliente, el sonido de la campanilla de la puerta llamó su atención. Al levantar la vista, vio a Boom entrar al café. Su corazón dio un pequeño vuelco de alegría. Boom se acercó con una sonrisa y se sentó en la barra.

—Buenos días, Aou —saludó Boom, su voz suave y amistosa.

—Buenos días, Boom. ¿Cómo te sientes hoy? —preguntó Aou mientras preparaba el café favorito de Boom.

—Mejor, gracias a ti —respondió Boom—. La reunión con mi padre fue intensa, pero creo que dimos un paso importante.

Aou asintió, sintiendo una mezcla de alivio y orgullo por Boom.

—Me alegra escuchar eso. Sabía que podías hacerlo.

El café se llenó de una conversación tranquila y fácil mientras Aou y Boom hablaban de sus planes y sueños. Aou compartió sus ideas para un nuevo proyecto artístico en el que estaba trabajando, y Boom habló sobre su deseo de equilibrar sus responsabilidades familiares con sus propias pasiones.

Después de su turno en el café, Aou se reunió con Puhwin y Satang en su estudio. Los tres amigos solían pasar las tardes juntos, compartiendo ideas y trabajando en sus proyectos. Hoy, sin embargo, la conversación se centró en Boom y en cómo había cambiado la dinámica de su grupo.

—Boom parece ser una buena influencia para ti, Aou —comentó Satang mientras revisaba unas fotos en su cámara—. Te veo más feliz y seguro.

—Es cierto —asintió Puhwin, trabajando en una nueva escultura—. Desde que Boom apareció, has estado lleno de energía y entusiasmo.

Aou sonrió, sintiendo una cálida gratitud hacia sus amigos.

—Boom es increíble. Ha traído una nueva perspectiva a mi vida. Pero también me ha hecho darme cuenta de lo importante que son ustedes para mí. No podría haber llegado hasta aquí sin su apoyo.

Los tres amigos compartieron un momento de camaradería, sabiendo que su amistad era la base sólida sobre la que podían construir sus sueños.

Más tarde, esa noche, Aou se reunió con Boom en su estudio. Estaban sentados juntos, rodeados de lienzos y bocetos, compartiendo una botella de vino barato y riendo por cosas sin importancia. Aou se sentía increíblemente afortunado de tener a Boom en su vida.

—Aou, he estado pensando —dijo Boom, su tono más serio—. Quiero ser parte de este mundo, tu mundo. Quiero apoyar tus sueños y trabajar juntos para construir algo hermoso.

Aou lo miró, conmovido por la sinceridad de Boom.

—Boom, ya eres parte de mi mundo. Y te agradezco por ello. Pero también quiero que sigas tus propios sueños. Quiero que encuentres lo que realmente te hace feliz.

Los dos se miraron a los ojos, compartiendo una conexión profunda y significativa. Aou sabía que, aunque el camino por delante no sería fácil, estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío con Boom a su lado.

El tiempo pasó rápidamente mientras trabajaban juntos en el estudio, creando y soñando. Aou se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, no se sentía solo. Tenía a Boom, Puhwin y Satang, y juntos, podían lograr cualquier cosa.

Al despedirse esa noche, Boom le dio un abrazo a Aou, un gesto simple pero lleno de promesas.

—Gracias, Aou. Por todo.

Aou sonrió, sintiendo una calidez en su corazón.

—Gracias a ti, Boom. Esto es solo el comienzo.

Mientras veía a Boom alejarse, Aou supo que su vida había cambiado para siempre.

Destinos entrelazados | AouBoom Donde viven las historias. Descúbrelo ahora