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—¡Auch!—se quejó apartando su rostro.—¡Eso duele!

—¡Si te quedarás quieto no te dolería tanto!

—Vamos, Adrien... coopera.

—¡Eso intento!, pero ella es muy agresiva.

—¡¿Agresiva, yo?!—se levantó del sofá apartando los utensilios de emergencia aún costado.—¡Solo intento curarte esas horribles heridas que tienes en el rostro!

—¡Entonces hazlo bien! No es necesario ser tan brusca.

—¡Lo estoy haciendo bien! Si dejarás de quejarte como un bebito llorón terminaría más rápido, pero acaso...—se acercó al rostro del zaga acortando la distancia entre ambos.—¿No te gustó meterte en un lugar peligroso y hacerte el valiente con esos tipos.—una sonrisa curva se asomó en sus labios.—¡¿Eh?! ¡Ahora te aguantas!

—Tiene razón.—se dejó caer el castaño a su lado.—¿En que estabas pensando?

—Yo... no lo sé.—apartó sus verdes evitando tener contacto visual con ambos jóvenes.

—Esperen...—saco de su bolsillo su móvil.—Es James, ya vuelvo...—se alejó del lugar hasta adentrarse a la cocina.

—Son las cuatro de la madrugada...—alzó el botiquín mientras sacaba unas vendas de este.—en unas cuatro horas inician las clases y no he dormido ni un quinto por culpa de tu irresponsabilidad e inconsecuencia. Como mínimo quédate quieto y callado, creo que es lo único que puedes hacer como agradecimiento de que te hayan salvado el culo.

¡Ja! Yo no pedí que fueran a buscarme...—se puso de pie quedando frente a la fémina.—o que "me salvaran el culo".—realizó comillas con sus dedos a esto último.

—¡Mira maldito malagra...

—¡Mari!—fue interrumpida por una mujer que aguardaba en el umbral de la cocina.—Ya te he dicho que controles ese lenguaje.

—Lo siento, ma...

—Y, tú Adrien, considerando que estás en nuestra casa a estas horas de la madrugada.—se acercó con un semblante serio y de pocos amigos.— creo que deberías ser más condescendiente, más aún cuando nos hemos privado de contarle esto a tus padres, cosa que me niego rotundamente a hacer, pero...—miro por el rodillo del ojo a la azabache la cual desvió el semblante ante la mirada inquisidora de su madre.—no me queda de otra.

—Lo siento, señora Dupain-Cheng.

—La verdad, es que me intriga saber con lujo de detalle el porqué estás aquí, tarde , con olor a alcohol y golpeado. Estoy evitando pensar lo peor, pero te conozco desde que eras un niño y no puedo evitar preocuparme.

—Solo...—observó con pesar la mirada de la mujer oriental.—tuve un problema con unos tipos y Mari con Félix fueron a rescatarme... yo... lo siento, no quise darles problemas...—sus orbes se pusieron en el rostro blanquecino de la azabache.—a ninguno de ustedes.

—Eso lo sé hijo, pero eres joven aún...—se acercó posando una de sus finas y delicadas manos en el hombro del rubio.—no quiero que te pierdas, tienes muchas cosas por las cuales vivir. No vayas por un camino lleno de vicios, malos hábitos y malas decisiones... aunque suene tentador, no te llevará a ningún sitio.

El joven la miró con evidente conmoción y un semblante triste y herido. Se acercó a la mujer para darle un cálido abrazo el cual correspondió enseguida.

—Gracias, señora Dupain-Cheng.

—No tienes que agradecerme, hijo.

—Bien, James me dice que ya dejo a Nino y Alexa en sus casas.

 𝐸𝓍𝓅𝑒𝓇𝒾𝑒𝓃𝒸𝒾𝓃𝑔 𝐿𝑜𝓋𝑒 || +𝟏𝟖 𝒜𝒹𝓇𝒾𝑒𝓃𝑒𝓉𝓉𝑒 || Volumen I y II [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora