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Adrien observaba el techo de su habitación con evidente molestia. Hace unos pocos minutos atrás había tenido la peor discusión con su actual novia.

No era primera vez que discutían, pero esta vez fue diferente. Esta vez provocó que casi el rubio quisiera acabar con la relación y tirar la toalla con Kagami. Suspiro con pesar mientras sus esmeraldas se enfocaban en el techo blanquecino.

Giró levemente su rostro para ver una fotografía que posaba en un pequeño marco sobre su mesa de noche. Era su mejor amiga junto a él en un cálido día de verano en la playa, en sus labios se formaron una pequeña sonrisa y nuevamente giró su rostro al lado contrario para visualizar su reloj de mesa el cual indicaba que eran las ocho de la noche.

«Será mejor que vaya a darme una ducha y después irme a dormir»

Alejo los pensamientos que tendría que ver con su novia y se adentro a su baño para desprenderse de sus prendas y sumergirse en la bañera cerrando sus ojos para relajarse en agua tibia.

No tenía ganas de arreglar la situación con Kagami en ese momento y no sabía si mañana lo haría. No quería lidiar con los celos de la fémina y volver a retomar el mismo tema que se hacía presente en cada discusión. Cuando iban a tener su primera vez en la relación.

Adrien Agreste, un joven de recién dieciocho años  cumplidos y en su primer año de universidad aún era virgen. Su apariencia cautivadora y seductora demostraba lo contrario y así lo quería mantener, la actitud ruda e indiferente hacia las chicas era lo que lo mantenía en un pedestal y con esa reputación, así conquistó a Kagami.

Claro, que esto, no lo tenía en conocimiento la japonesa. Ella era desconocedora de dicha información del zagal, pues, ella también era virgen y quería mantenerse así hasta que contrajera matrimonio.

Kagami pertenecía a una familia la cual tenía costumbres antiguas y aristocráticas. Su madre era una conocida mujer de negocios y empresaria, aparte de venir del mejor linaje japonés, la mujer también dominaba a la perfección el aikido, lo cual la llevó a ganar varias medallas de oro en su juventud.

Por ende, la asiática oriental mantenía esas costumbres como su progenitora la había inculcado.

Aquello era algo que fastidiaba al rubio, debido a eso no podía hacer muchas cosas con su novia. En varias ocasiones tenía que frecuentar restaurantes finos, paseos con la familia Tsurugi y eventos pocos inusuales para alguien como el.

Si bien, el joven Agreste, estaba en una posición económica alta, no se consideraba de la misma categoría que su novia. Adrien dejó de modelar cuando tenía diez años y sus padres se enfocaron netamente en la felicidad del muchacho y en seguir con sus carreras. En cambio, Adrien se enfocó en vivir su niñez como lo haría un infante normal, alejado de la cámaras y el foco de atención de sus padres. Fue al instituto Françoise Dupont donde conoció a su mejor amiga y permaneció ahí hasta su graduación, para posteriormente tomar plaza a la universidad e inscribirse a la carrera de Ciencias Económicas y Empresariales.

Quería seguir con el legado de su padre y dedicarse a la empresa Agreste que tanto esfuerzo le había dedicado su progenitor.

Todo lo contrario a lo que es la vida de Kagami, desde que la conoció en una clase de esgrima pudo notar las metas que quería lograr la susodicha. Es decir, metas impuestas por su madre.

Kagami tenía un sin fin de clases diarias las cual asistía con responsabilidad. Aparte de eso estaba yendo a la mejor universidad de París inscrita en la carrera de Economía y Derecho. También tenía pensado en hacerse cargo de la empresa de su madre en un futuro. Sus objetivos eran claros, después de terminar la carrera haría un doctorado en Economía de los Recursos Naturales y Sustentables. Empezaría a trabajar en la empresa de madre e ir escalando rápidamente.

 𝐸𝓍𝓅𝑒𝓇𝒾𝑒𝓃𝒸𝒾𝓃𝑔 𝐿𝑜𝓋𝑒 || +𝟏𝟖 𝒜𝒹𝓇𝒾𝑒𝓃𝑒𝓉𝓉𝑒 || Volumen I y II [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora