Capítulo 11

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Ingresé al área médica con el corazón palpitando en mi pecho. Sentía mis manos temblar y trataba de controlar mi respiración para mantener la calma. Changbin y Minho ya habían puesto a Félix sobre una de las camillas, mientras Jeongin y Chan acomodaban a Seungmin en otra. La situación era tensa, y yo era la líder, así que no podía permitirme fallar.

—Ve a por el calmante —pedí a mi enfermera, intentando sonar autoritaria, mientras corría hacia el mueble de anestesiantes.

Mis dedos temblorosos tomaron la jeringuilla y la llenaron con la dosis necesaria de lidocaína. Mi mente intentaba enfocarse en los pasos a seguir, bloqueando el caos que me rodeaba. La enfermera apareció a mi lado, sus ojos llenos de preocupación pero también de profesionalismo.

—Prepara gasa, desinfectante, aguja e hilo, y todos los materiales necesarios para limpiar y coser la herida de Félix —le ordené, tratando de mantener la voz firme.

Ella asintió rápidamente y comenzó a reunir todo lo que necesitábamos. Mientras tanto, me acerqué a Félix, cuya herida en el costado emanaba una preocupante cantidad de sangre.

—Vamos a proceder con esto —murmuré, más para mí misma que para nadie más.

La enfermera regresó con los materiales, y yo comencé a trabajar metódicamente. Primero, apliqué la anestesia local alrededor de la herida de Félix, asegurándome de que no sintiera dolor durante el procedimiento, aunque estuviera inconsciente. Luego, limpié cuidadosamente el área con una gasa empapada en desinfectante, eliminando la sangre y cualquier resto de suciedad.

—Gasa, por favor —pedí, extendiendo una mano sin apartar los ojos de la herida.

La enfermera me pasó la gasa y seguí limpiando, asegurándome de que la zona estuviera lo más limpia posible para evitar infecciones. Una vez hecho esto, inspeccioné la profundidad de la herida para asegurarme de que no hubiera daños internos graves. Afortunadamente, la herida parecía superficial, aunque dolorosa.

—Aguja enhebrada —solicité, manteniendo mi voz controlada.

La enfermera me pasó la aguja, y la sostuve temblorosamente frente a la piel de mi amigo. Sentí una ola de pánico amenazando con abrumarme. Este no era el primer procedimiento que realizaba, pero las circunstancias y la urgencia de la situación lo hacían mucho más difícil. Suspiré, intentando calmarme.

—¿Quieres que lo haga yo? —preguntó la enfermera suavemente, percibiendo mi tensión.

Yo negué con la cabeza.

En ese momento, sentí una mano en mi brazo. Miré hacia arriba y vi a Changbin, sus ojos serios pero llenos de una calma extraña.

—Tranquila, tú puedes hacerlo —me dijo, su voz baja y firme.

Asentí, tomando un respiro profundo y enfocándome en la tarea. El tiempo parecía detenerse mientras mis manos guiaban la aguja a través de la piel de Félix, cada puntada un recordatorio de que no tuve que haberlos dejado salir tan tarde.

Terminé la última puntada y corté el hilo, asegurándome de que todo estuviera bien cerrado. La herida de Félix ahora estaba limpia y cosida, pero todavía quedaba mucho por hacer. Coloqué una gasa estéril sobre la herida y la aseguré con cinta médica. Luego, tomé una sábana limpia y la coloqué sobre él, cubriéndolo hasta el pecho para mantenerlo abrigado.

—Así está mejor —murmuré para mí misma.

La enfermera se acercó para limpiar la herida en la cabeza de Félix. Por suerte, no era lo suficientemente profunda como para necesitar puntos, pero aún así, debía ser desinfectada y cubierta adecuadamente. Mientras ella trabajaba, yo me dirigí al área de suministros para preparar el material necesario para escayolar el brazo de Félix.

Corazón bajo fuego - Changbin SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora