Capítulo 19

32 5 2
                                    


Las últimas dos semanas habían sido un torbellino de actividad en el área médica. Después del accidente y el interrogatorio con el Capitán Seo y Lee Minho, el perímetro de peligro por minas no localizadas se había expandido, lo que significaba que los soldados estaban trabajando más duro que nunca bajo el sol abrasador. Como resultado, muchos de ellos habían terminado en la enfermería con insolaciones, golpes de calor y heridas menores como arañazos o pequeños golpes.

Aquella mañana comenzó como cualquier otra. Estaba revisando los suministros cuando un grupo de soldados entró, claramente afectados por el calor. Los hice sentar, les di agua y empecé a tratarlos uno por uno. Mientras trabajaba, no pude evitar recordar el incidente con el Capitán Seo unos días antes.


—Seo, ¿qué estás haciendo aquí? —le pregunté cuando entró en la tienda, visiblemente cansado y sudoroso.

—Necesito un par de vendas, Kim —dijo, tratando de sonar despreocupado.

Algo en su tono me alertó. Me acerqué y le puse una mano en la frente.

—Estás ardiendo —dije con preocupación—. Tienes fiebre. Necesitas descansar.

—No puedo descansar, hay demasiado que hacer —protestó él, dando un paso atrás.

—No voy a discutir esto contigo. Si sigues así, solo empeorarás.—fruncí el ceño— ¿quién querría un Capitán inútil? Si sigues así, darás más problemas a tu equipo que avanzar el trabajo, así que déjate de tonterías y siéntate en la camilla. 

Él pareció visiblemente sorprendido y no dijo nada más, obedeció sin rechistas. Tenía una insolación de nivel dos y lo mantuve bajo estricta supervisión hasta que su temperatura e hidratación volvieran a la normalidad. 


Volviendo al presente, uno de los soldados que estaba atendiendo me sacó de mis pensamientos.

—Gracias, doctora Kim —dijo, tomando la botella de agua que le ofrecía.

—De nada, asegúrate de beber mucho líquido y descansar un poco a la sombra —le respondí con una sonrisa.

Después de atender a todos los soldados, salí un momento del área médica para respirar un poco de aire fresco. El calor era intenso, y los soldados seguían trabajando arduamente para asegurar el perímetro y detectar minas con sus aparatos. Mientras caminaba hacia la tienda de campaña de los soldados número 14 para entregar las provisiones de sus kits médicos, no pude evitar pensar en cómo había cambiado todo en tan poco tiempo.

Al llegar a la tienda, los soldados me recibieron con sonrisas y agradecimientos.

—Aquí están las provisiones para los kits —dije, comenzando a distribuir los suministros.

—Gracias, doctora Kim. Nos ha salvado la vida con estas vendas y el agua extra —dijo uno de los soldados.

—De nada, cuídense y asegúrense de mantenerse hidratados —respondí, mientras repartía el resto de los suministros.

Entré en el área médica, agotada pero satisfecha con el trabajo del día. La luz del atardecer se colaba por las ventanas, bañando todo con un cálido resplandor anaranjado. Me dirigí al escritorio y me senté para guardar los documentos del registro de los pacientes de hoy. Apilé las hojas ordenadamente y las deslicé dentro de la carpeta correspondiente.

Al abrir dicha carpeta, noté un papel doblado encima de la mesa. Me detuve un momento, frunciendo el ceño. No recordaba haber dejado nada allí. Lo desdoblé lentamente y leí el mensaje en su interior:

Corazón bajo fuego - Changbin SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora