THREE

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episode one

THE YANKEE DODGE

THE YANKEE DODGE

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Jack observó sus manos entrelazadas y, a continuación, miró a Mary. Esta vez, fue él quien apretó sus manos juntas. "Lo conseguiremos."

Al soltar la mano de la chica despacio, Jack sintió que el calor se disipaba. Por un momento, su mano pareció fría, y consideró la posibilidad de sostenerla nuevamente, pero no podía. No cuando Charlie lo necesitaba. Y no solo Charlie, sino también la chica. Ella tenía tanta esperanza en él, y no quería, no podía decepcionarla.

Ahora, Jack se remangaba la camisa, mirando la pierna ensangrentada de Charlie.

"Mary, ¿podrías pasarme el-" Ella lo interrumpió, entregándole una vara de hueso. Jack levantó las cejas, sorprendido. "Clavija de hueso." Continuó, suspirando.

"Ahora, si me ahorcan por esto, voy a atormentar todos los momentos de la vida de tu amiga. Seré el rostro que ella verá en sus pesadillas y, créeme, solo tendrá pesadillas." Le dijo a Mary.

"¿Con esta cara bonita? Dudo que tenga pesadillas." Mary le respondió, lo que lo dejó paralizado de sorpresa y, quizás, Mary se sorprendió un poco por su audacia y se sintió un poco avergonzada. "No permitiría que te ahorcaran, en ese caso, tendrían que hacer lo mismo conmigo, sería lo justo." Cambió de tema.

Jack solo asintió, sonriendo. No sabía qué había sido mejor escuchar: que ella lo encontraba guapo o que iría a la horca con él. Ella estaba dispuesta a entregar su propia vida por él, y eso significaba más que cualquier cumplido. Sabía cuál había sido mejor escuchar.

Mary entregó el éter a Jack, sus dedos rozaron las manos del hombre. Jack sintió sus manos pesadas y decidió pensar que era algún tipo de efecto secundario, aunque no tuvo ningún contacto con el éter.

Mary mordió el interior de su mejilla, preocupada, mientras observaba a Jack usar el éter en Charlie. Se acercó y sostuvo la mano de Charlie, el niño la miró, el miedo transpareciendo, mientras sus ojos se cerraban lentamente. Jack miró a la joven a su lado, sintiendo la mirada, ella lo miró, y compartieron una mirada, la misma mirada, miedo y preocupación.

En silencio, continuaron con la cirugía. Mary observaba la cirugía con ojos afilados, absorbiendo cada detalle. Sabía que, como mujer, no se le permitía participar directamente en las cirugías. Las "reglas tontas de la sociedad", como ella las llamaba, limitaban su papel a mera espectadora. Sin embargo, Mary no se contentaba con solo mirar, estaba decidida a aprender todo lo que pudiera.

Mary, siempre muy observadora, notó a Jack distraído, los ojos del hombre vagaban hacia las escaleras, donde Fagin, su asistente, permanecía al acecho. Cuando Jack tomó el martillo, Mary supo que algo andaba mal. Se acercó a él.

𝐔𝐍𝐂𝐎𝐍𝐃𝐈𝐓𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋; Jack Dawkins (version in spanish)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora