Matías después de presentarse ante aquel chico, se dedicó a quedarse en un silencio absoluto por más de diez minutos.
Jon no dijo nada, Matías permanecía
mudo, no se conocían, así que no tenían
nada de qué hablar.Sin embargo la compañía del otro no
resultaba molesta.-¿Vives acá? - Preguntó Matías tratando
de romper el hielo, Jon asintió, llevaban
un buen rato sentados en el pasto, según el caraqueño, Jon se había invitado solito a estar junto a él.Jon era un chico de su misma edad, muy tranquilo, muy de casa.
Había vivido toda su vida en una zona muy rural, por lo tanto no estaba familiarizado con las modas actuales.
Jon vestía muy distinto a Matías, a quien le gustaban las cosas caras, mientras que Jon parecía ser feliz con un short y una camisa de lo más simple.
- Desde siempre. - Jon soltó, toda su vida había sido un chico más bien callado, ya que no tenía muchos amigos por ahí.
Más que nada porque casi no habían chicos de su edad, sólo una de sus mejores amigas de toda la vida, Estefy, y un chico que recientemente había llegado al pueblo, llamado telasco.
Matías jugó con sus dedos.
Un silencio se formó, no estaba tan cerca de Jon pero tampoco tan lejos, lo miró algo tímido, suspirando.
- Perdón por insultarte tanto, es que
me asustaste. - Soltó con vergüenza,
Aramburu sólo sonrió, negando con su
cabeza, dedicándole una mirada con sus ojitos a Matías, quien sintió algo extraño en el pecho.- Fue culpa mía, me aparecí de la nada.
Lo consoló, Matías sólo sonrió, agradecido de que Jon no lo detestara.
Sería chiste llegar al pueblucho y ya haberse ganado un enemigo.Matías era un poco dramático igual.
- Eres caraqueño. - Murmuró Jon, era
muy observador, podia notarlo por el
acento en la voz de Matías.Este salió de sus pensamientos rápidamente, viendo a los profundos ojos de Jon.
– Me gusta tu acento.
Matías se sintió rápidamente cohibido y
avergonzado, sonrió apartando su mirada, dirigiéndola a sus manos, comenzando a jugar con el pasto bajo su cuerpo con sus dedos, Jon lo miró, no dejaba de hacerlo.- Gracias.. - Susurró Matías algo tímido.
Sintió la necesidad de devolverle el halago, aunque no lo calculó muy bien.
-A mí me pareces lindo.
Jon lo miró rápidamente, Matías apenas
cayó en cuenta de lo que había dicho se
quiso autometer siete coñazos.Jon no le quitaba la mirada de encima, y
eso lo ponía más nervioso.¿Por qué había dicho eso?, Ni siquiera era un buen halago, ahora Jon iba a pensar mal de él.
Matías empezó a pensar en todas las
posibles formas en las que podría
irse, simplemente sin decir nada más,
esperando que Jon no lo viese de mala
manera.- tú también me pareces lindo.
Matías sintió algo raro en el estómago.
Jon le sonrió, como si acabara de decir lo más normal del mundo.Y quizás así era, pero para Matías, por
alguna razón, la situación lo estaba
poniendo nervioso.Todo estaba siendo más de "marico" de lo que le gustaría, es decir, ¿Qué clase de chicos, ambos hombres se llamaban mutuamente lindos apenas se conocían?