Aegon percibió una puntada en la parte baja de su torso cuando un movimiento un tanto brusco estiró su piel llena de cicatrices; en otras circunstancias, aquel dolor hubiese sido suficiente para que jadeara, se quejara y tomara asiento sobre la primer superficie sólida que hallara, más en esa ocasión, las molestias - leves o muy fastidiosas - pasaban a un segundo plano porque tenía algo mucho más importante entre manos.
De manera literal.
— Mientras más te escapes, peor va a ser para ti cuando te atrape, Jace.
Arrodillado sobre el revoltijo de sábanas que era ahora su cama y completamente desnudo, Aegon entrecerró los ojos evaluando cuál sería el mejor movimiento para capturar y retener a Jacaerys en su sitio, quien también se encontraba desnudo pero sentado frente a él y listo para huir de sus manos. El pensamiento de que aquello, pese a la situación clara de excitación que sufrían ambos, se convirtiera todas las veces en un juego del gato y el ratón en el cual Aegon ponía a prueba la tolerancia de su cuerpo y Jacaerys, la de su paciencia, le hizo sonreír y luego reír agitándose sobre la cama.
¿Por qué todo tenía que ser tan complicado, si al final terminaba cediendo? ¿Acaso...? Bueno, ya había sopesado varias veces la posibilidad de que a Jacaerys le excitara la persecución y los juegos de lucha y sumisión y Aegon no tenía nada en contra de eso, todo lo contrario.
Aún así, podría tenerle un poco de piedad, considerando que ya no estaba para acrobacias eróticas en el lecho matrimonial.
— Vamos, Jace...— Aegon apoyó ambas manos sobre el colchón y se impulsó hacia delante, gateando sobre el revoltijo de sábanas fingiendo enredarse y tambalearse en el proceso.— Ven aquí, ven con tu tío...
Consciente de lo que decía, ni siquiera Aegon pudo disimular la sonrisa al recordarle el parentesco sanguíneo por el que siempre estuvieron unidos. Jacaerys, que hasta ese momento había exhibido - fingida o no - una expresión contrariada, distendió sus facciones y sonrió, negando con la cabeza.
— Eres de lo peor, no me canso de repetirlo. Aegon, deja de actuar, quieres.
— No estoy actuando, ¿no te diste cuenta aún que tu marido es un inválido?
— No estás inválido, no digas tonterías.
— Quizás tú me dejes inválido. Ah no, cierto que es al revés.
— ¿Qué? Eso es...
Aegon extendió su sonrisa sabiéndose ganador en el instante en el cual la confusión se reflejó en el rostro del Omega. Seguía causándole gracia la manera literal en la que Jacaerys entendía las cosas, incluso cuando el doble sentido y la burla estaban allí, demasiado expuestos como para no detectarlos de inmediato.
Salvando mil y un diferencias más, a veces Jacaerys le recordaba a Aemond por lo tonto que podía llegar a ser para esas cosas.
Aprovechando el momento de distracción, Aegon dejó de fingir inestabilidad y se propulsó hacia delante, capturando a Jacaerys por el tobillo y tironeando violentamente hasta tumbarlo y arrastrarlo sobre las sábanas.
Por supuesto, el forcejeo no se hizo esperar y aquello enardeció más a Aegon porque, aún sabiéndose con menos capacidades y resistencia que antaño en un combate cuerpo a cuerpo culpa de sus limitaciones físicas, podía dominar a Jacaerys con cierta facilidad pese a la aparente resistencia del otro, la cual era sólo eso, una apariencia.
Si Jacaerys realmente hubiese querido evitar que Aegon terminara sobre él y acomodado entre sus piernas, lo habría lanzado sin mucho esfuerzo de la cama.
Siguiendo el camino que las feromonas de Jacaerys dejaban en el aire, alrededor de ellos y en el espacio ya inexistente que los separaba, Aegon terminó con el rostro enterrado en el cuello ajeno inhalando bruscamente para luego besar y lamer la piel allí donde la fragancia se volvía más intensa; Jacaerys rezongó, pero sus forcejeos se volvieron más débiles e inestables, aún más cuando Aegon se abrió lugar entre sus piernas impulsando las caderas hacia delante y rozando la entrepierna del Omega.

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Consejo Sangriento [Lucemond]
RomanceLa Danza de los Dragones ha finiquitado, y Aegon II es nuevamente coronado como legítimo Rey de Poniente. Los sobrevivientes, ante una nueva era por venir, se encuentran ante el dilema de seguir estancados en un pasado lleno de rencor y remordimient...